Polonio: "¿Qué está leyendo mi
señor?"
Hamlet: "Palabras, palabras,
palabras".
Segunda escena de Hamlet, de William
Shakespeare.
Lamentable o afortunadamente, el
mundo de los humanos es un mundo de palabras. Lo que nos apasiona, disgusta,
entusiasma, asusta, inhibe o harta está construido por palabras. La gente que
mejor maneja el lenguaje, sabe expresar como nadie su mundo interior. El
sentirse vacío a veces representa no disponer de palabras para poder encarar un
cambio o revolución para continuar la evolución. La gente que toma en sentido
literal el alcance de una palabra está destinada a sufrir los vaivenes
emocionales del habitante de esos vocablos. Se vive tan apurado que la palabra
dada hace minutos ya no es válida ante un nuevo estado emocional.