lunes, 19 de octubre de 2015

Una de a doscientos



Hace poco más de dos años ha cambiado mi manera de leer los periódicos. Me baso en algunos titulares para mantenerme informado, pero son esas noticias atemporales, pero tan vigentes las que me movilizan a entrar en la nota y leer. El día a día de distracción sin contenido lo paso por alto. Lo que hizo tal, lo que negó el otro, lo policial que no tiene más explicación que el morbo que la prensa escoge para atraer y el público necesita para evadirse, no lo leo. Sólo busco esa noticia, que a veces tarda en llegar, pero cuando aparece, es una posible entrada en el blog.

Luego viene la parte de informarme. Buscar contenidos semejantes en la red, de esa nota que me llamó tanto la atención. Como curiosidad, muchas veces una frase mínima perdida en una larga parrafada, modifica todos mis esquemas. La copio en Google y ahí se genera un nuevo mundo, una nota con mayor contenido que la que creía tener. Entonces genero un nuevo documento con toda la información que una simple frase me inspiró. En ese momento siento que por fin, estoy cumpliendo un afán que se instaló en mi desde muy joven, que vinculaba mis lecturas y percepción en algo similar a un periodismo de investigación.
Pero a la investigación le agregué lo filosófico. No recuerdo en qué momento comencé a cuestionar o razonar lo que leía, escuchaba o vivía. Pero en esa percepción personal creo que descansa el talento -si lo tengo- de sentarme frente al ordenador y escribir al vacío. Muchas veces pienso que las cosas se pueden cambiar, porque si se razonan, la transformación es posible y rentable. Pero me suelo dar de bruces cuando veo que la posición más cómoda es vivir eternamente reclamando un cambio, para individualmente no hacer nada. Pero sigo escribiendo, y hoy llego a mi entrada numero doscientos.
Me cuesta creer que mantenga las ganas de sentarme una o dos veces a la semana a seguir escribiendo. A veces a uno le persigue una motivación, pero luego la dinámica de la vida hace que se convierta en una actividad pasajera, sin continuidad. Como ir y dejar el gimnasio, como aquellos que se procuran cada tanto el dejar por fin de fumar. Como aquel lunes que nunca llega a la hora de programar la dieta definitiva, aquella que solo necesita constancia.
Durante más de un año me cuestionaba cuándo comenzaría a escribir el blog; y ahora llevo dos pensando que sucederá el día que no quiera seguir haciéndolo. No siempre se logra la motivación para abstraerse de todo, generar dos o tres horas para investigación de una nota, y dos o tres horas para la confección de la misma. Pero también es verdad, que ahora me siento como un redactor avezado, que me siento, miro la hoja en blanco que el word propone y en introducciones ya me encargo de que una página se llene sola. Después sobrevendrá darle orden a la trama, darle una finalidad y tener un corolario. Pero esa efectividad la juzgará el que me lee. A mí me suele gustar lo que escribo, no pierdo la perspectiva pero casi casi.
Para este número festivo, me propuse consultar a un puñados de conocidos y lectores de lo que escribo, que nota le agradó o le dejó un buen recuerdo de las ciento noventa y nueve anteriores al número redondo. Y hubo de todo. Para comenzar, mi suegro Eduardo se comportó como un jefe de redacción, que antes de plegarse a una tirada especial por festejos, me encomendó una variedad de nuevas temáticas que no son nada fáciles. Tomé nota, en alguna momento escribiré sobre eso, es otra rama del periodismo, el escribir por encargo. Los temas son buenos, profundos y nostálgicos. Es una buena manera de festejar que alguien cercano, te confíe la llave de su interior para componer sobre "buscar el anhelo de los sentimientos olvidados", por ejemplo. Pero si me leen con atención, creo que yo elijo los temas justamente, para ahondar sobre ese tiempo ido, olvidado, perdido o demorado.
Marta Eugenia rastreó hasta llegar casi al principio de mi historia de este deltreceenadelante. "Vivir sin terapia" fue la entrada número once y me refería a ese viejo clásico argentino, de vivir bien cerca de la terapia del psicoanálisis. Volví a leer la entrada, y me gustó el reencuentro, porque más de una vez me olvido de lo que escribo en el tiempo. Lo que más me agrada es la capacidad de compartir mi interior, y no perder de vista la temática. Marta Eugenia me recordó una frase que simboliza a los que elegimos vivir lejos de casa, y que no es otra cosa que "vivir" hasta el último de los días. La frase: "... no curó mi alma, me enseñó a compartirla. Me sirvió para darme cuenta que nos relacionamos para compartir, para experimentar..." seguramente hizo que viviéramos al mismo tiempo el tiempo de la adaptación. Y la compartimos, como esta relación donde siempre me agrada cruzarme con ella, en las calles de Plentzia, del casco viejo, o en alguna entrada de este blog que cumple su segundo centenario de entradas.

Nilda Diarte siempre me alabó y me alentó a la escritura. Suele ser gratificante encontrar un comentario en una entrada. Nilda -como Marta Eugenia- es de las que me dejan su impronta, ofreciendo calidez a mi alma de escritor. Varias veces me anunció su intención de imprimirlas todas. Y es de las que cada tanto o poco, se empeña en encontrar viejas entradas que no ha leído. Nilda se detuvo en el titular y la foto que preparé para una entrada del pasado setiembre. "Cuando empieza a amanecer, la verdad es tan cruel" que trata de la pérdida de la capacidad de razonamiento, de esa brecha que ha ido aumentando en nuestras sociedades y en nuestros mismos cerebros. Y de ese listón a la baja que de tanto que nos mean los que están arriba o los que tienen el poder, creemos que es lluvia y bendición para el campo.
"Sólo tenemos una doble vida" y "Ya sufriste mejores cosas que éstas" fueron otras dos entradas escogidas por Nilda, que me permite un razonamiento especial, que trata de unir la famosa brecha. Como titular de las dos entradas elegí frases de canciones, una de Soda Stereo y la otra de Los redonditos de ricota. Viejos enemigos declarados de la música argentina, en mí encontraron que no debía inclinarme por uno de los dos, y detestar o desconocer al otro. Si bien, Soda fue el grupo por devoción, mi curiosidad me permitió disfrutar a otros, cosa que ahora parece imposible de encarar. El estás conmigo o contra mí, parece que ahonda nuestros espíritus sociales. Es una pena, ilusiona suponer que se puede reconstituir las relaciones en breve, es un síntoma de superación el escuchar lo que de antemano no nos gusta, para tratar de llevarnos bien, aunque no estemos de acuerdo.
Es rara la vez que Rakel Sobera no comparte en su muro de Facebook una de mis entradas. Creo que no he sido lo suficientemente gráfico para agradecerle. De hecho, nunca en estos dos años nos hemos cruzado para hablar del blog. Pero su presencia en este tiempo es continua, siempre comparte la entrada. Y en ese gesto, uno se siente arropado, acompañado. A Rakel le gustó una entrada de mayo del 2014 titulada "Gente que no", generada por una frase desafortunada de un político sobre el supuesto debate entre un hombre y una mujer, y donde el supuesto caballero sostiene, que por su condición de hombre culto ha de apabullar intelectualmente a una mujer indefensa. Me había olvidado de la existencia de Miguel Arias Cañete, eso es lo malo de los festejos especiales. Pero el tema permanece vigente, sin previsión de cambio. Rakel es de las que sostiene que las diferencias entre hombres y mujeres son solamente diferencias entre personas, donde el respeto debe ser el natural moderador. A primera vista, todos coincidimos sobre esto. La vergüenza pasa por comprobar en la práctica lo alejado que están algunos hombres del siglo que conjuntamente, transitamos.
También valoró una entrada "Distintas clases de vida", que apareció hace ya dos años, en octubre del 2013. En aquella aparición supe compartir una actividad personal, comunicando la alternancia de sentirse bien al acompañar socialmente a la gente, y ver por otro carriles como no siempre se le puede facilitar el camino a los que transitan junto a nosotros. A Nguzi no la veo hace tiempo, sería ideal saber que finalmente ha logrado una mínima estabilidad en su proyecto de vida. Quizás por gente como ella, me he volcado a estudiar la carrera de Educador social.  De prosperar, quizás algún día se lo agradezca en persona.
Rakel, demostrando que hizo con esmero los deberes pedidos, escogió una de las fotos que acompañan cada entrada. Y se decantó por una que aparece como fondo la bahía de Plentzia, señal inequívoca que la tierra tira y más, cuando es tan bella.


No siempre es fácil sentarse a escribir y llegar a los acostumbrados cinco folios de word. No siempre las musas acuden a tu rescate. Una entrada donde casualmente me aparté de la rutina lógica para cumplimentar "la jornada de escritura" fue en la entrada "Desafiando al rito, destruyendo mitos". Mi primo Sergio destacó el ambiente en que escribí esa entrada. De paso, recordar que de otra frase escogida de Soda Stereo, me permite mencionar que juntos compartimos algún recital del grupo que marcó a más de una generación musical argentina. Y si elegir las fotos se trata, escogió vaya casualidad la perteneciente a "Con esa gente diferente, yo me codeo.. que tipo inteligente", también de Soda.


El martes 23 de julio de 2013 incursioné por primera vez en el uso de una caricatura personal que me regaló mi amigo Diego, en alguna visita a Buenos Aires. Ese rito, supuestamente para alimentar mi ego, me acompañó promedio en una aparición cada tres publicaciones. Psicológicamente no puedo precisar si se trata de vanidad o de un mero recurso para que los conocidos al ver mi inconfundible rostro -lo que habla del talento de Diego- se animen a linkear la entrada y navegarla. Lo cierto que ya es un clásico en mi elección, pensando más de una vez lo bueno que sería contar con más dibujos míos en otras situaciones, de perfil, enojado o sorprendido. Por eso a Diego le consulté sobre mi permanente violación al derecho de autor del dibujo ya gastado.

"A Javier lo conozco desde hace muchos años, en verdad no sé cuántos realmente, pero sí que son muchos. Es un gran amigo, un hermano de la vida, que por el destino ahora es también mi concuñado.
Javier es un tipo muy querible, aun cuando es acido o cínico en sus comentarios, porque sabes que vienen desde el afecto y sin mala leche.
En resumen, Javier es una buena persona, fiel a sus convicciones y de una moral intachable, por lo que me sorprende sobre manera, que en estos últimos años, se haya convertido en un abusador serial.
Si, abusador serial, basta seguirlo en su blog para darse cuenta de lo que estoy hablando (aunque en realidad lo estoy escribiendo).
En una de sus visitas a la Argentina, le regale un retrato de mi autoría, como signo de nuestra amistad, pensando que terminaría adornando alguna pared del país vasco, me equivoque, porque mi obra cayó en manos de un abusador serial de la imagen, el cual, sin ningún tipo de reserva lo expone en cada publicación, no es que esta práctica del exceso me resulte incomodo o molesta, muy por el contrario, es un halago para mí, que ese regalo hecho desde el corazón, siga latiendo, más vivo que nunca y sea la imagen de esa prosa exquisita.
Gracias Hermano, es un orgullo y un honor poder estar presente en todas tus publicaciones."

Como ven, el blog funciona. Tengo en vista, la primera demanda editorial por derecho de autor.

Si a alguien le interesa conocer cuales fueron mis entradas favoritas, les diré que hay ciento cincuenta al menos de ellas. Pero elijo un par, una vinculada a mi pasión literaria y el descubrimiento de un nuevo autor, en este caso de una temática tan actual. "El hombre roto" fue un excelente libro descubierto y las ganas que me llevaron a compartirlo hicieron que me esmerara en su análisis. La otra escogida tiene que ver que cada tanto se escribe sobre lo vivido. Y "Faltan gauchos" fue un simpático recuerdo a mis primeros meses en Plentzia, cuando todo me sonaba tan extraño. Me di cuenta que con esas anécdotas, estaba iniciando mi integración al nuevo lugar escogido.

Escribir es compartir, escribir es razonar en una voz un poco más alta. Escribo porque me gusta, escribo porque vaya a saber el motivo, lo necesito. Pero lo que se comparte en el camino es de lo que me nutro, y entonces es más fácil abordar cualquier tema. Gracias a los que hicieron posible esta entrada y a la paciencia de estar cerca en estas doscientas caminatas...

PD: Esta entrada está dedicada a todos en general, pero especialmente a mi prima Carolina, que es una fiel seguidora y lo demuestra con tanto cariño...

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