domingo, 21 de enero de 2018

Matar para matar el tiempo


“Toda la propaganda de guerra, todos los gritos y mentiras y odio, provienen invariablemente de gente que no está peleando”.
George Orwell

En varias oportunidades me detuve en un concepto que encierra la enorme confusión que adoptamos al juzgar un hecho del pasado histórico o de una sociedad contemporánea distinta a la que pertenecemos: el etnocentrismo. Definimos así a las sociedades que se consideran superiores a las demás, o juzgan e interpretan los hechos históricos desde la perspectiva del presente, sin valor las condiciones del momento en que se desarrollaron los hechos. Si nos detenemos en el etnocentrismo que erróneamente practicamos, nos daremos cuenta de que la historia se juzga de manera errónea de esta forma, ya que no tiene explicación desde la perspectiva de un presente. Pero si nos encomendamos a un ejercicio supremo de tolerancia y comprensión sobre las propias actitudes de nuestros antepasados, nos permitirá comprender que muchas de esas conductas eran acordes al momento y aceptando de esa forma la evolución, le asestamos un buen golpe a la xenofobia, discriminación y prejuicios que genera dicho etnocentrismo.

domingo, 14 de enero de 2018

Todos somos adictos a estos juegos de artificio

“Si la libertad significa algo, es sobre todo el derecho de decirle a la gente lo que no quiere oír”.
George Orwell

Es una palabra que parece estar en boca de todos, obliga a manifestarse sobre la presunción de nuestras conductas al surgir su nombre en cualquier conversación informal. Es una palabra que revindica o agobia a proporciones, genera disputas y en ocasiones, parece avalar radicalidades o batidas. Es un tema álgido que te obliga a dudar si hay que escribir, pero es una realidad que nos comprende a todos, que me afecta por vivir en sociedad, aunque mi conducta, tal vez, no esté revestida de una estructura de género tan profunda como la etimología que la palabra encierra. Es una palabra presente como reclamo o referencia despectiva. La palabra es patriarcado.

domingo, 7 de enero de 2018

Barrios bohemios, ese Danubio que nace en varias partes y cicatrices de guerra


“Un instrumento de poco costo, y no más grande que un reloj, permitirá a su portador escuchar en cualquier parte, ya sea en el mar o en la tierra, música, canciones o un discurso de un líder político, dictado en cualquier otro sitio distante. Del mismo modo, cualquier dibujo o impresión podrá ser transferida de un lugar a otro”.
Frase de Nikola Tesla, a principios del siglo XX.

Belgrado es la tercera capital más grande del sureste de Europa, detrás de Estambul y Atenas.  La historia confirma que ha sido conquistada y reconquistada en más o menos, ochenta ocasiones; destruida en cuarenta oportunidades, durante sus dos mil trescientos años de historia. Fue el centro del poder de la antigua Yugoslavia y uno de los objetivos bélicos más deseados, debido a su privilegiada situación entre los imperios otomanos y austrohúngaro. Bañada por el Danubio y por el Sava, tiene un inconfundible estilo de austeridad soviética. En sus puestos callejeros abundan las referencias soviéticas, como así también la de un rostro que magnetiza, que está presente en camisetas, billetes o referencias culturales. Se trata de un personaje desconocido para otras nacionalidades, pero esencial en la vida de todos los seres humanos, y parte activa en el recuerdo serbio y croata. David Bowie lo interpretó en el film “El truco final” y existe un coche electrónico que fue récord de ventas, y lleva su nombre. Nikola Tesla te observa con su imagen cautivante de científico bohemio desde el billete tan azul lavado de cien dinares, algo así como ochenta centavos de euro.

jueves, 4 de enero de 2018

Que lástima, pero adiós


“Tanto el lector como el pensador, el esperanzado y el flâneur, son todos tipos del iluminado, como lo son el que consume opio, y el soñador, y el embriagado. Y ellos son, además, los más profanos. Por no hablar de la más terrible de las drogas, la más terrible, a saber, nosotros mismos, que consumimos en nuestra soledad”.
Walter Benjamín.

Finalmente, la tarde que retiré en la agencia de viajes el pasaje de ida a Madrid, me di cuenta que había armonía entre la decisión tomada, y mi actitud ante eso. Luego de dos meses de haber decidido emigrar, la respuesta me la daba una multitud “vacía”. Reconociendo que no suelo utilizar metáforas para escribir, aquel lunes de febrero del año 2002, la vida me dio consuelo con una metáfora. Caminando de regreso al tren que me llevaría a casa de mis padres -mi casa en aquel tiempo-, al vagar observando a la multitud que encaraba la peatonal Florida, encontré una respuesta en mi interior, que me permitió asumir que la medida tomada no se podría volver atrás. Y en ese pequeño y crucial momento conmigo mismo, rodeado de una multitud, se gestó el cambio de vida que me permitió conocer otros aspectos de mi persona.