viernes, 20 de mayo de 2022

Duermes envuelta en redes

 “Todo está dicho”

Augusto de Campos, poeta


Internet es una construcción inmensa, casi sin límites, un código alfanumérico como base de cualquier soporte conocido. Almacenamiento y repositorio de videos, fotos, canciones, películas, podcasts, artículos y libros, internet es fundamentalmente letra que genera escritura. El lenguaje se mueve por la red de una forma que ni siquiera se puede comparar con la irrupción de la imprenta en 1450. Esta particularidad de la escritura en red encierra un nuevo concepto, escritura consiste en no escribir y una nueva lectura se nutra del no leer. No podemos sostener la discusión de si se leía antes o ahora. Ahora lo que se lee parece mucho pero en realidad, es un permanente no leer.

sábado, 14 de mayo de 2022

No me siento bien, hoy perdí la fe

 “Todo me cansa, incluso aquello que no me cansa. Mi alegría es tan dolorosa como mi dolor”.

Fernando Pessoa.


Toda crisis generalmente es causada por un exceso de optimismo. Es una tendencia en la que la mayoría de las veces ni siquiera somos conscientes. Parece ser una predisposición genética. Ese sesgo optimista nos lleva a pensar que todo va a salir bien, sobre estimamos nuestro futuro sin poder reconocer -como en todo sesgo- de que nos guiamos por falsas impresiones. Esto en un plano individual mientras que en un conjunto, tendemos a valorar las situaciones con pesimismo. Es como si fuéramos ciegos a nuestros propios sesgos y videntes ante los problemas globales. Pero, en épocas de desconfianza y desconsuelo global -como la actual-, cuesta mucho desarrollar sentidos positivos.

lunes, 9 de mayo de 2022

A pesar de todo me siento bien

 “Siempre nos cabe soñar con un mundo mejor al que nos ha tocado en suerte y podemos contribuir a su mejora negándonos a secundar lo que nos parece injusto e insolidario, sin temer las consecuencias negativas que pueda granjearnos”.

Javier Muguerza – Filósofo español.


Hemos dejado pasar el efecto de esa lupa amplificadora. Si bien se instalaron cambios visibles que de una manera u otra se mantienen -el uso de la mascarilla, el gel en cada casa o local, la limpieza de manos, el pago con tarjeta, las compras por internet, video llamadas, trabajo desde casa, etc.- parece que naufragamos en aspectos elementales como la empatía en la aplicación de una pedagogía social. Ese círculo vicioso donde nos encontrábamos hasta 2020 iba a ser reemplazado por la solidaridad, equidad y la justicia. Pasados dos años de esa promesa que más de uno enfatizó, sospechamos que la humanidad no ha de ser mejor. La pandemia instaló una falsa promesa de que íbamos a ser mejores personas. Los que eran buenos, lo siguen siendo. Del resto, no se esperan novedades transformadoras.

jueves, 5 de mayo de 2022

Rindo un culto y es a vos, mi religión pagana

 “Tener fe significa no querer saber la verdad”.

Friedrich Wilhélm Nietzsche


Parte de una supuesta modernidad es incorporar nuevas formas al lenguaje. A través del paso generacional, reemplazamos palabras heredadas en favor de nuevas, más modernas -lamentablemente la mayoría norteamericanizadas-. Se supone que exoticar el lenguaje es sentirse moderno, de vanguardia. El lenguaje se mueve, se renueva constantemente, es irrefrenable aunque a los puristas le molesten. Tal vez no sea problema del lenguaje, lo que suele suceder es que el cambio arrasa con la validez anterior. Pero, en momentos de zozobra a más de uno le sorprende regresar a frases o expresiones contrarias a su proceder habitual: “Dios mío”, suele suspirar un agnóstico ante un momento de desconsuelo.