domingo, 24 de noviembre de 2019

No me detengas ahora


“Estoy viajando a la velocidad de la luz, quiero hacer de ti un hombre supersónico. No me detengas ahora. Estoy pasándolo tan bien, estoy de fiesta. No me detengas”.
Queen – Don’t stop me now

Sin ser un fanático, me han acompañado casi siempre. En estos momentos estoy escuchando a Billy Joel con “Uptown Girl” y acaba de terminar de sonar “Good vibrations”, de Beach Boys. No me molesta ni me distrae trabajar o estudiar escuchando música y llevo un tiempo haciéndolo con un tono bajo del volumen. Tarde toda mi adolescencia y juventud en entender a mi madre, pero me di cuenta de que no siempre hay que escuchar la música a todo volumen. Cambio género musicales y gustos, pero vuelvo a los años setenta u ochenta casi sin darme cuenta. Todos tenemos una canción que nos marcó algún momento, que nos emociona al escuchar dos décadas después y no saber el porqué. Y hay letras que te marcan por dolor, por que te recuerdan a alguien, porque te devuelven a un momento puntual. Y hay canciones que son alegres, o que te alegran.

domingo, 17 de noviembre de 2019

Hay algo oculto en cada sensación


“El hombre nunca es sincero cuando interpreta su propio personaje. Dale una máscara y te dirá la verdad”.
Oscar Wilde

Los medios y las redes nos atosigan con frases, discusiones, teorías, imágenes o compilados insanos de como deberían funcionar las sociedades, pero lo que logra es el hastío, desencanto y la sensación de fracaso personal persistente. Tal vez sea la síntesis de esta ultima década el ver como han derrapado los mecanismos morales de ideologías que fracasan tanto en la teoría como en la práctica. Los movimientos populistas se destacan, principalmente y sin entrar en su demagogia, en exteriorizar y demonizar sus enemigos, culparles de todos los males y golpear a toda fuerza que se le enfrente en esa ansia canibalística del poder. Sienten reivindicación en la destrucción, le da sentido a un movimiento de deshumanización al oponente, al otro.

miércoles, 13 de noviembre de 2019

Cuéntame cómo te ha ido


“La palabra es como la leche que se ordeña. Nadie puede volver a meterla en la ubre”.
Sa'ad ad-Din Varavini del libro del Marzban, año 1220.

Si bien se trata de una actividad al alcance de cualquiera, en mis tiempos de niño no se necesitaba ni se exigía una preparación en particular, el carisma era importante para cautivar, sumado a una expresión dramática que manejara el ambiente, el ritmo de narrar y eso solucionaba todo. Hay personas más hábiles que otras para contar historias, dominando con soltura técnicas o claves. A todo niño le encanta que le cuenten aventuras, participa con preguntas, suspiros de admiración o zozobra y con el componente esencial que es la imaginación. Ese arte admirativo se perdía de adulto hasta que hace poco, decidimos involucionar y desear que los farsantes nos cuenten historias absurdas e infantiles todo el tiempo; y nosotros, creerlas durante toda la vida.

viernes, 1 de noviembre de 2019

Ya no hay fábulas en la ciudad de la furia


“¿Cuál es la diferencia, me pregunto yo, entre un país que encierra en la cárcel a unas cuantas personas de más y un país que deja en libertad a sus gánsteres?”.
John Le Carré

Si uno habita en un país que la mayor parte del tiempo es gobernado por un incorregible sistema clientelar o corrupto, uno ya no puede discernir quien estuvo primero: si el partido o sus votantes. Con dolor ya no nos podemos preguntar si hay en verdad, alguien inocente. Inocente de inocencia o candor, no de responsabilidad. Cuando en el tiempo las hordas que se hacen llamar pueblo repiten la canción de la justicia social, tal vez es que lo crean sinceramente. El concepto de justicia social hace que el pueblo ame a sus propios ladrones porque lo único que comprenden de lo que es justicia es poder adelantarse al otro para robar lo que empecinadamente seguimos denominando el dinero de todos.