“Si estáis resuelto a no más servir,
seréis libres”.
Etienne de la Boétie
Se debe entender que en realidad, el
ser humano es débil. Se suele filosofar con énfasis sobre libertad, ideales,
afán de justicia, valentía. Más allá de que es lógica la división entre
valientes, héroes, anodinos, cobardes, tibios, indiferentes o prudentes, a todos nos iguala
una primera reacción: sucumbir ante el poder de una sola persona, ya sea porque
su liderazgo aparente ser positivo o se trate de un tirano, mentiroso y lo que
es más habitual en estos tiempos, manipulador o corrupto. Esta persona que nos
domina no goza la mayoría de las veces, de dones especiales que lo puedan
hacer único. Su talento puede venir dado por el histrionismo o el afán de liderazgo
autoritario, que envuelve en un primer momento a sus adoradores para, al poco
tiempo, convertirnos a todos en prisioneros o rehenes carentes de libertad y
autonomía.