“Quizá la más grande lección de la
historia es que nadie aprendió las lecciones de la historia”.
Aldous Huxley, escritor y filósofo
británico del siglo pasado.
Existe un porcentaje estadístico
elevado que confirma que parte de la sociedad no se acerca a un libro, porque
indudablemente no forma parte de su realización cultural. Pero ese horizonte se
encoge aún más al optar por no leer, porque afecta a su capital y potencial
lingüístico. Y la lengua se presenta en constante evolución, donde nuevas
palabras o expresiones pasan a formar parte de un registro personal. Pero si le
damos la espalda a la realización cultural, corremos el riesgo de desconocer el
valor de determinadas palabras, o malinterpretarlas, o darles un uso indebido.
Y todas estas adversidades a veces se llevan a cabo sin sombra de vergüenza o
de curiosidad por confirmar el error.