miércoles, 1 de agosto de 2018

Simpatía por el demonio

“No siempre se consigue lo que se quiere, pero si se intenta, se consigue lo que se necesita”.
Mick Jagger

Su otra mitad, su complemento irracional que no es racional así determinar, lo suele definir como un divo egocéntrico y megalómano, cree que su compañero es un maníaco frio y vanidoso. Vecinos desde pequeños, amigos desde la infancia, compañeros desde la adolescencia y socios desde jóvenes. Se valora de ellos la vigencia de una sociedad de más de cincuenta años. Plagados de anécdotas, rifirrafes y desencuentros, uno siempre valoró del otro su postura dura y resuelta. El otro, el que lo define como vanidoso y tanto más, en cambio, siempre respetó su inteligencia, magnetismo, poder y la continua ambición, de la cual también se pudo haber aprovechado. A los 75 años se sigue buscando calificativo a Mick Jagger, y más allá de cómo lo defina cuando se enoje Keith Richards, lo único que define al cantante de los Stones es el paso del tiempo, que lo convierte en solo historia viva.


Aseguran que confesó que no le gustaba tanto Elvis Presley, pero un día se juramentó que él podía hacerlo mejor. Elvis no inventó el rock and roll, ya que Chuck Berry o Little Richard hicieron más que él. Lo que hizo de Elvis un Rey es que tomó un producto cultural negro -blues, góspel y rythm and blues-, lo mezcló con el country de los blancos y se convirtió, gracias a su talento natural y al marketing de Hollywood, en una estrella de masas. Fue el Big Bang del rock and roll, por un tiempo la música dejó de dividirse entre lo que escuchaban los negros y lo que escuchaban los blancos. De ahí que la vigencia abrumadora de Jagger obligue a recordar cada tanto, que había vida antes de los Rolling Stones.

Pero el debate regresó, y de forma inesperada lo hizo en el Reino Unido. La explosión de la música rock para blancos de la mano de cuatro jóvenes de Liverpool -The Beatles- encontraron su antinomia en un grupo originario de Londres -los mencionados Stones-, que defendieron desde el primer momento que su música era exclusivamente música negra. Aquí radica uno de los asombrosos primeros puntos a destacar de la longeva carrera de Mick Jagger. Los jóvenes de hoy desconocen que, en aquellas épocas, los años 50-60 del siglo pasado, se sostenía en forma encarnizada la controversia racial en la música, la gente de color en su dolorosa lucha por sus derechos contra la marginación y segregación, adoptaron ciertos estilos musicales como señas de identidad -ya sea el blues, el góspel o el soul- para no contaminarse por la influencia asfixiante blanca.

Y otro rasgo que modificó la esencia de la nueva cultura es que The Rolling Stones se propusieron -tal vez de forma inconsciente y junto a otros grupos musicales- terminar con lo esquemática que era la vida musical. Se vivía en sociedades restrictivas y represivas, prejuiciosas en todos los sentidos. Predominaban las actitudes chapadas a la antigua y entonces, las letras atrevidas -tal vez algo elementales- de adolescentes “problemáticos” se apoderaron de la voluntad de los jóvenes de la época, permitiendo suscitar un sinfín de fantasía entre la multitud que los comenzaba a seguir. Primero invadieron sus sueños para luego apoderarse de su rebeldía y de ellos. De paso, escandalizaron la hipócrita supuesta inocencia de la época con su frescura, arrogancia, histeria, autoindulgencia, violencia, grosería, vandalismo, paranoia y esa ladina alegría que pregonaban en cada set, en cada pub, en cada sótano o estudio discográfico. Comenzaba a tomar forma el concepto sexo, drogas y rock and roll.
 
Y Mick Jagger comenzó a patentar el concepto de estrella de rock en oposición al de simple vocalista o cantante de una banda. No lo hizo solo, Lennon o Jim Morrison fueron otros tantos adalides de una nueva especie que se podría imitar, pero difícil mejorar: la forma de adueñarse del escenario, de cortar el tiempo y el aliento y de susurrar en vez de cantar, en la forma de tomar un micrófono y en el deseo de convertirlo en un icono sexual. Un nuevo rasgo que destacar es que mientras muchos de esos iconos se pudieron sostener a través de su prematura muerte, Jagger logró vencer al tiempo de forma muy distinta a los supervivientes barrigudos, desaliñados y con coleta canosa de dudoso gusto o demodé que persisten en el rock. Jagger no ha cambiado tanto físicamente, solo en el mapa de su cara se puede detectar los pasos de la droga, del sexo, de los excesos controlados o simplemente, de la edad. Muchos grupos reducen su protagonismo u olvido de mega estadios a pubs de carretera, mientras que Jagger y The Rolling Stones continúan presagiando con olfato e instinto comercial que es cool y como se han de reciclar casi sin reciclarse, optando por un mega concierto o tocando para empresas o millonarios, sin dejar de aparentar ser unos rebeldes stones.

Para que no parezca solo una efeméride grandilocuente, una parte misteriosa de su personalidad permite suponer que detrás de esa aura glamorosa o con encanto que le arropa, se esconde el personaje tal vez más anodino en la historia de los Stones. Difícilmente se puedan recopilar frases que no escapen de poco interesante o insulsas. Pero si no lo profundizas, uno cree que de esa boca carnosa y esos celebres labios surgen siempre originalidad y controversia que hipnotiza a millones de personas a través de varias generaciones. Ese puede ser otro elemento destacable, de poder haber sido siempre un gamberro, andrajoso e inadaptado, se convirtió en un icono sexual, de la libertad, hedonismo y tesoro elemental de la corona británica. Lo llamativo es que de una personalidad vanidosa o egocéntrica se permita esconder momentos determinantes de su vida personal -escandalosa-  o del grupo. Como si al resto de la humanidad le resultara -y le resulta- imposible ser presumido y discreto o escondedor al mismo tiempo. No es fácil que un presumido no quiera hablar de sí mismo.

Jagger le cantó a la hipocresía, a la segregación, a la sociedad de nuestros padres, al movimiento del mayo francés del 67, a la adicción, a las pastillas y el ácido, a la magia negra, al cinismo de la condición humana, a Angela Davis -activista afroamericana- a Vietnam, a las dictaduras de Sudamérica, a los movimientos civiles, a la música disco, a la caída del muro de Berlín, a los Bush, al capitalismo, la Guerra del Golfo, a las drogas como heroína o morfina, canciones antipáticas y misóginas sobre sus peleas con mujeres, al amor, al espíritu de una época determinada que resulta se puede cantar en cualquier época, les cantó a sus pares adolescentes en su momento y hoy le sigue cantando lo mismo a estos adolescentes que deberían ser sus nietos. Sigue cantando canciones que no le representan hace décadas, pero busca el cambio de tono, ritmo o cadencia para que le permita disimular que ese tema hasta le parece estúpido, pero es demasiado resbaladizo para que las emociones se impliquen en lo que canta. Él sabe cómo nadie que muchas de sus canciones no son nada del otro mundo, pero forman parte del mundo.

Con Richards sostiene la sociedad compositor e interprete más duradera, ambos supieron dominar el ego que desprende el liderazgo. The Rolling Stones fue la primera banda con logotipo, que con la impresión y estampado de su lengua no hacía falta palabras que los reconocieran. El tiempo ha pasado de forma continua, más allá de escaramuzas que los distanciaron por momentos. El tiempo nos deja expuesto en nuestras controversias o contradicciones. Hace escasos cinco años escribí sobre los 70 años de Jagger, les dejo el link para que vean lo difícil que resulta sostener la coherencia en el tiempo.

El tiempo se llena de evolución, marcha o contramarcha. En el caso de The Rolling Stones, el tiempo es una loza para los demás, para aquellos que aspiran a la inmortalidad y comprueban con dolor -al caer- que se puede ser inmortal por breves lapsos de tiempo, salvo si eres un Stone. Ya sospecho que no escribiré en este blog cuando Jagger cumple los 80 años. Y seguramente los Stones estarán transitando parte de una nueva gira mundial y Mick Jagger continúe escondiéndonos ese viejo secreto de que, para ser una estrella, además de talento se necesite casi siempre ser portador de un vacío existencial interior tan oscuro pero que no eclipse el brillo que el estrellato otorga y el universo necesita…

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