jueves, 11 de diciembre de 2014

No me verás



Cada espacio concreto donde trascurren las acciones en una película, se denomina localización. El encargado es el director artístico y su labor precede al rodaje. Su función, luego de aprobado el guión, es la de documentarse para reproducir los escenarios y el ambiente. Suelen ser parte de las nominaciones en la ceremonia de los Oscar. Y no es un premio menor, del éxito de su labor depende la representación interna del guión. Y alguna que otra vez, como en el caso que hoy toca, se convierte en el tiempo en una historia curiosa secundaria.

La dirección artística implica varios sub departamentos. Puesta en escena, vestuario, peluquería, localizaciones, atrezo, fotografía y más, son funciones determinadas por el director artístico. Hasta que todo el departamento no ha terminado su trabajo, es impensado comenzar con el rodaje. Y en tantísimas ocasiones, esta sección se convierte en el personaje principal del producto, en donde la espectacularidad de la puesta en escena es el mayor atractivo.
Existe una tipología para clasificar los decorados. Los llamamos realistas, cuando su finalidad es la verosimilitud. Tenemos términos escénicos, tales como impresionistas, expresionistas o surrealistas. Dentro de los expresionistas, a su vez, tenemos pictóricos o teatrales, donde se centran en decorados totalmente artificiales; y arquitectónicos, caracterizado por diseños épicos en las grandes producciones. Para muchos la escenografía es fundamental para el éxito de una narración. Otras áreas no menos importantes serán vestuario, maquillaje y peluquería. Todos aportan su sapiencia al director de la película.
Por otro lado, y para acceder a la curiosidad de esta historia, el pintor Robert Berény, fue uno de los más importantes artistas húngaros de principios del siglo XX. Introdujo el cubismo y el expresionismo en su país, y en el movimiento avant-garde, fue un gran exponente del grupo de los ocho húngaro. Los artistas giraron hacia París su arte para construir una identidad nacional. Entre el grupo de los ocho se entremezclan pintores, músicos y literatos, y se caracterizaron por ser el primer conjunto vanguardista húngaro, escandalizando a la sociedad por el modernismo de sus obras.
En 1919, Berény participó activamente en la vida artística de la breve República Democrática Húngara, siendo el líder del departamento de pintura en la dirección de arte. Y además, de ser considerado el más “fauvista” (Fovismo, movimiento que utilizaba provocativamente el color) de los pintores húngaros, fue determinante en la composición de carteles publicitarios y de reclutamiento para la revolución comunista que finalizó en 1920, un año después.
Con la caída de la revolución, se vio obligado a marchar rumbo a Viena y luego a Berlín, durante unos años, hasta que en 1926 retornó a una Hungría estabilizada. Pero durante el último año de la Segunda Guerra Mundial, su estudio fue destruido y parte de sus trabajos se extraviaron. Después de la guerra, y bajo el gobierno comunista, se convirtió en un maestro en lo que hoy constituye la Universidad Húngara de Bellas Artes, hasta su muerte, en el año 1953.

En el diseño de sus carteles, se destacó por el uso de formas geométricas, diseños claros, colores básicos y letras en moldes fácilmente legibles. Mezcló la propaganda política con la publicidad, de ahí que podamos destacar entre sus obras Fegyverbe (¡A las armas!) o Modiano, marca de tabaco italiano, jabón Flora, aunque también suelas de goma Palma. En todos los casos, produciendo un enorme impacto visual, creativo y modernista.

Más acá en el tiempo, y para hilvanar y unir las historias, nos resta por presentar a Gergely Barki, Historiador de la Galería Nacional de Hungría, al conocido actor británico Hugh Laurie, y un personaje animado en un film de Columbia Pictures, en el año 1999. Como si se tratara de un guión, los personajes aguardan su momento para aparecer en la crónica.
En 1998, Hugh Laurie compartió escena en Friends con Jennifer Aniston, durante la representación de un viaje en avión. Antes se había caracterizado por ser un gran actor de teatro en Gran Bretaña y de haber trabajado en algunos films algo significativos, como 101 dálmatas o El hombre de la máscara de hierro. En 1999 fue el actor protagónico del film Little Stuart. Hoy su cara y voz se asocia de inmediato al éxito de Doctor House, en pantalla desde 2002, y más recientemente a su carrera de músico en la banda Band from TV. Además de actuar y hacer música, ha escrito los best seller “The Gun Seller” y “The Paper Soldier”.

En Little Stuart una familia adopta a un ratón parlante, para hacer compañía a su hijo, un niño difícil y con pocas amistades. La tecnología digital y los alardes técnicos posibilitan ver la interacción entre un ratón y su familia adoptiva, permitiendo una trama infantil plagada de contratiempos y divertimento. Tuvo un relativo suceso, y de hecho, años después repitió elenco (Geena Davis hace de esposa de Laurie) para una segunda versión y hasta se llevó a cabo una tercera, en este caso enteramente animada.
La localización de este film fue diversa, alternando interiores o exteriores, pero gran parte de la película se desarrolla en la casa de la familia Little. Para lo cual se pensó en una escenografía para representar a una familia algo tradicional y costumbrista. En el salón destacaba un cuadro, y destacaba tanto que Gergely Barki, Historiador de la Galería Nacional de Hungría, al ver la película junto a su hija, llegó a la inmediata conclusión que se trataba de “Mujer dormida con jarrón negro”, obra perdida de Robert Berény y pintada allá por el año 1920 y supuestamente vendida, en una exposición en 1928.
El atrezo o utilería es el conjunto de enseres u objetos que aparecen en una escena. Son los accesorios a veces invisibles utilizados para las representaciones de los actores, pero algunas veces tienen un significado esencial, tal el caso de jarrones, cuadros, relojes o chimeneas. También se consideran parte del decorado muebles como escritorios, sillas, sillones, camas, tazas, platos, monedas, etc. El Director Artístico diseña y supervisa las cualidades de un decorado. Recibe la asistencia de varios profesionales, tales los casos de carpinteros, pintores y ayudantes. Para dar prueba del enorme plantel que asiste, solo hay que detenerse a ver los créditos al final de cada film.
En ese momento, el cuadro pertenecía a la asistente de producción de la película, escenógrafa para más detalle. Lo había comprado en un mercadillo de antigüedades, en Pasadena, California y se le ocurrió prestarlo al film, ya que respondía a la consigna vanguardista, buscada para la localización de la sala, justo encima de la chimenea. Recuerda haber pagado por el cuadro 500 dólares, precio de saldo.
Gergely Barki vio la película diez años después de su estreno, y la observó en la televisión, aprovechando un momento junto a su hija Lola. Al descubrir el cuadro, considerado una obra de arte, comenzó una sucesión de correos durante un par de años a los encargados de Columbia y de su socio, Sony. El primero en contestar fue el hermano de Melanie Griffith, responsable de diseño de interiores de la película. Le confirmó que la obra no pertenecía al estudio. Tiempo después, un nuevo correo, esta vez de la asistenta de producción, confirmaba que el cuadro estaba colgado en la pared de su dormitorio. Pero la asistenta, al enterarse de la importancia de la obra, decidió venderla a un marchante de arte, por lo que Barki no cesó en el empeño para hacerse con la pieza. Finalmente, el próximo sábado y cinco años después, será subastado en Budapest. Y su precio de salida está estipulado en 110.000 euros. Nadie sabe cuánto ganó la diseñadora gracias al arrebato de prestar su cuadro al film.

Seguramente Barki sería una de las pocas personas que podrían haber descubierto el lienzo, ya que años antes de ver por casualidad el film, se había dedicado por encargo de la Galería Nacional Húngara, a realizar una exhaustiva biografía de Robert Berény. Sólo contaba con una fotografía en blanco y negro de la obra extraviada. A primera vista, el cuadro no parece representar una situación erótica, pero lo es. Berény estaba convencido que la pintura era una actividad fruto del erotismo. Y a pesar de los colores apagados que rodean la obra, la calma de la dama le confería un aura sensual. Y se supone que la mujer podría ser Eta Breuer, violonchelista y segunda esposa de Berény. Ella posó para varias de las obras post-impresionistas de su marido.
El lienzo desapareció por más de setenta años. Emigró a los Estados Unidos de la mano de algún ser anónimo y milagrosamente fue a parar a la localización de una película. Como si se tratara de un museo, fue expuesta en cines, dvd’s y televisores durante diez años. Hasta que el destino la devolvió a Hungría, y a diferencia de esas tiendas extravagantes que adquieren objetos de atrezo de películas famosas, el cuadro convirtió en extravagante una película casi olvidada.

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