"Yo las vengo
observando y disfrutando, a esas solteras o sin hijos, desde mi infancia, y
creo, por el contrario, que son esenciales, hasta el punto de que quienes
merecen lástima son los niños que no tienen ninguna cerca. La mayoría de las
que he conocido y conozco son de una generosidad sin límites, y quieren a esos
niños próximos de un modo absolutamente desinteresado".
Javier Marías
El riesgo de que un día nuestros
seres queridos se hagan muy mayores siempre está. No lo vemos, porque no lo tenemos que
ver hasta el mismo día en que se empieza a vivir ese momento. No podemos sufrirlo
antes de tiempo, es ley de vida. No podemos sufrirlo antes de tiempo, es
verdad. Pero no debemos olvidarnos cuando esos días llegan. Y nos olvidamos. O nos desentendemos, ya que siempre tendremos a mano un pretexto
o justificación acorde al devenir de la vida. Y tal vez tengamos razón, porque en
el fondo parece que la vida no siempre está presente para detenernos en los
deterioros. Todos queremos guardar los mejores recuerdos, y la vida se suele
especializar en ofrecernos el deterioro inevitable de la mayoría de las cosas
que hemos querido.