martes, 1 de marzo de 2022

Con esa música que hay ahora no entiendo porque estas tan sola

El propósito del arte es hacer consciente lo inconsciente”.

Richard Wagner


El sentido de un relato depende de nuestro horizonte cultural. Narramos experiencias universales iluminados por una época, vivencias y bagaje individual. Si intentamos darle sentido a lo que escribimos, estamos dando un sentido a la vida, al menos a nuestra vida. Encontrar una orientación a lo que queramos transmitir es muchas veces, el acto de vivir en uno mismo. Escribimos sobre los elementos que nos brinda la vida, en forma de temas, ideas, sentidos profundos o imágenes que acuden a nuestro intelecto. Todo es subjetivo y determinante al mismo tiempo. Lo que yo escribo guarda aceptación con algunos, indiferencia en otros y profundo rechazo en los demás. El sentir estará influenciado luego por el bagaje de los lectores o seguidores y sus edades, formación, sentir e ideología. Visto así, es un milagro que la comunicación se sostenga entre la ciudadanía.


El ojo simboliza la inteligencia del hombre. El poder ver no es mirar, es comprender hasta dudar. Un mismo tema tiene sinfín de interpretaciones: morir es un hecho natural para un agnóstico mientras que para algunas creencias es un festejo a la eternidad o un castigo para el pecador. Para el escéptico sigue siendo la muerte una inquietud e incógnita nunca jamás resuelta. Los hombres primitivos crearon ciertos símbolos que se mantienen en las sociedades civilizadas. Esos arquetipos han marcado a toda la humanidad, forman parte conscientes o inconscientes. Imágenes de culto como el sol, fuego, estrellas, un árbol o flor, la madre, el héroe, carretera, algún numero o animal arrastran una simbología o marca simbólica alimentada en sueños, mitos, leyendas, fantasías, tradiciones populares, creaciones artísticas o imaginativas. Por último, nos movemos entre parámetros de realidad o locura, natural o sobrenatural, entre el bien y el mal y entre lo masculino y femenino. Demasiados arquetipos nos gobiernan.


En la literatura y el cine funcionan los arquetipos, producen efectos que han de enriquecer la historia. Carl Jung los definió como un patrón arcaico universal que deriva del inconsciente colectivo, repitiendo un modelo de personalidad que se reitera desde el origen de los tiempos y seguramente, formarán parte de una herencia universal. El viaje del héroe, el mentor, el guardián, heraldo -personaje que anuncia un cambio-, el embaucador, la sombra o personaje oscuro, la figura cambiante -aliado o enemigo en la misma historia- son consideradas figuras arquetípicas tradicionales. Podríamos definir un ejemplo de cada referencia mencionada, pero a través de Darth Vader -Caballero negro de identidad oculta, emblemático de la saga de Star Wars- podemos situar a ese personaje de sombra e inexplorado para mencionar otra figura artística presente en las artes pero que surge nítidamente desde la música: el leitmotiv.


En la actualidad un signo icónico se presenta prioritario por sobre un lingüístico. Pero un leitmotiv es una figura retórica esencial en la expresión cultural desde finales del siglo XIX. También denominado “desarrollo temático”, algo de lo que se habla o centro de organización o fondo de una manifestación artística. Es una palabra alemana que significa “principal”. Es un pequeño fragmento -melodía o secuencia tonal corta- recurrente en una obra que está asociada con un concepto, con una tradición, persona, lugar o ideal. Retornando a Darth Vader, nadie puede estar ajeno a los acordes de “La marcha imperial” cada vez que aparecía el personaje o se hace su alusión. La melodía más representativa de Star Wars -junto a Main Theme- está compuesta por John Williams y expone un sentimiento de una ópera especial, con partituras influenciadas en el recuerdo de Richard Wagner.


Es que Wagner es el gran exponente de este recurso fonético, utilizando a lo largo de su carrera los motivos reminiscentes, no como recurso de excepción sino de manera constante. “La marcha nupcial” de su ópera romántica Lohengrin no solo queda inmortalizada en el tercer acto, sino que es el leitmotiv más reproducido en la era contemporánea. El ciclo de ópera de El anillo de Nibelungo permitió a Francis F. Coppola graficar un ataque aéreo con helicópteros sobre una pequeña villa vietnamita en su película “Apocalipsis Now”. El recurso militar de hacer sonar “La cabalgata de las Valquirias” por los altavoces de los helicópteros de combate fue para reforzar la épica de una acción y a su vez, dejar instalada la sensación de una banda sonora para la guerra. Wagner lo definió como “sus caballos de guerra”. Los nazis recurrieron a la misma metáfora para definir como la cabalgata a un ataque de paracaidistas o los vuelos de los bombarderos B-17.


En sentido filosófico, el tema se convierte en símbolo mediante la representación de una realidad a través de una convención. En la escritura, un leitmotiv vendría a ser un indicio, porque sin ser determinante para la trama, nos aporta detalles, características o propiedades, exigiéndole al público la capacidad de deducción o descifrado. El motivo literario se trata de un elemento mínimo del texto pero que tiene significado por sí mismo. Antes de enumerar algunas obras, podemos resumir algunos conceptos en forma de leitmotiv: las fronteras, vanguardias, la aldea natal, Siberia, Estocolmo -ciudad del premio Nobel-, distopías, matar al padre, el vinculo con la madre, etc. En “El corazón de las tinieblas” de Joseph Conrad se utiliza regularmente el leitmotiv de la oscuridad física para ilustrar ese tema, remarcándose también en el clima sombrío de Inglaterra y Francia, hasta la impenetrable selva del Congo. De esta manera, Conrad recurre a la metáfora de la prevalencia de la oscuridad impuesta en toda práctica imperialista.


Lev Tolstoi recurre al leitmotiv del tren en su novela “Anna Karenina”, ya que el ferrocarril actúa como símbolo de progreso pero también de muerte como alegoría de tragedia. Con su aventura, Anna ha de descarrilar las tradiciones de aquella sociedad. “En mazorca para dos muertos” de Camilo José Cela, la lluvia, el canto del carro, la raya del monte, los pezones de Benicia son los motivos que aparecen con más frecuencia en la novela constituyendo no sólo el fondo metafórico sino la función de hilo estructural. La voluntad de seguir amando pese al fracaso de sus demandas puede ser considerado el leitmotiv en la obra de Francisco de Quevedo. Thomas Mann, en su novela “La montaña mágica” busca el sentido de la enfermedad con los espíritus libres y el arte como manera de salvación y respuesta del espíritu humano frente a las fuerzas del destino. La idea de infinitud dentro de la finitud de la propia muerte o de la enfermedad que acentúa la conciencia del cuerpo, es la gran alegoría o leitmotiv de la novela, que más que un libro es la existencia humana, el tiempo de la vida o de la muerte. Un último ejemplo, en el poema “El cuervo” de Edgar Allan Poe, la insistente repetición al final de cada una de las dieciocho estrofas de palabras como “por siempre jamás”, “nada más” o “jamás” -frase repetida por el cuervo en ocho sonetos-, es un recurso o leitmotiv para patentar la angustia o temor del estudiante afligido visitado por un cuervo.


Una educación artística requiere más que nunca de una mentalidad interdisciplinaria que permita lo esencial, conocerse uno mismo en profundidad. Personalidad y carácter parecen ser términos maleables de significado parecido. El concepto de Leitmotiv fue utilizado por Richard Wagner no como método compositivo sino para ilustrar sus obras, reafirmando conceptos, hablando con la música como teoría estética. Utilizó el recurso para que a través de la repetición pudieran seguir la atmósfera de su interpretación. Un tejido sonoro complejo que le permitió a Wagner dimensionar las emociones, objetos, acciones o escenas. Hablamos de elementos causales y no casuales. Es la forma utilizada para difundir la idiosincrasia de la cultura con un lenguaje y agregar formas de transmitir las costumbres, condensar pensamientos y generar conexiones.


Arquetipos, personajes, estereotipos, costumbres o leitmotiv no deben popularizarse igual que publicidad, marketing o jingle comercial pegadizo, que han robado de esas ideas, bastardeando la comunicación repetitiva sólo para manipular, estimular el consumo, estandarizar el mal gusto o generar ideologías dogmáticas. En un mundo globalizado la cuestión ya no es el poder comunicarte con otra cultura, es importante conocer la opinión de tu entorno y por sobre todo, conocer el lenguaje de tus pensamientos o emociones, descifrar al ser humano en toda su complejidad. Esos serán los verdaderos elementos comunes...

 




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