domingo, 19 de febrero de 2023

Tomo lo que encuentro, me siento algo mejor

Empieza a copiar lo que amas. Copia, copia, copia. Cuando acabes de copiar, te encontrarás a ti mismo”.

Yohji Yamamoto, diseñador de moda.


Forma parte de la cultura en aumento del no esfuerzo. Si bien se la vincula con el plagio -como uno de los peores virus impuestos en la red de redes- lo más destacado en el ciberespacio en la tendencia del que edita contenidos y del que lo levanta, es la escasez imaginativa de la creación propia. Porque la realidad permite reconocer que todos nos nutrimos de todos y no hay muchos contenidos que puedan ser reconocidos como propios con rotundidad pero la cultura del copia y pega se registra como una tendencia de la escasez de razonamiento propio para intentar adaptar una información o contenido y darle su propia impronta. Por eso, se relaciona principalmente con el plagio mas que en asentar que se trata de una consideraba escasez de esfuerzo por generar de una nota existente, un nuevo razonamiento o punto de vista. No hay estilo en esta acción.


El copia pega es frecuente en páginas webs y blogs y el fraude mas notorio se encuentra en los trabajos estudiantiles, donde la profanación de trabajos ajenos no tiene miramientos, literalmente se construye sobre párrafos enteros. La piedra filosofal en la curiosidad ciudadana se ha visto invadida por la cultura del mínimo esfuerzo y por la desgana de exigir razonamiento y originalidad en los contenidos. La actual pedagogía evita la referencia de la meritocracia pero esto parece ir algo más allá, que sería la falta de capacidades y la posibilidad masiva de sentirse protagonistas a través de contenidos. El compromiso, tesón, continuidad, imaginación o sentido común son reemplazados por la apatía de asignar a la primera información la dueña de una supuesta convicción escasamente construida. La permanente referencia a diversas formas de pensar no ha estimulado el intelecto sino que ha debilitado esa satisfacción interior de sentirse inteligente, curioso, interesante. El placer deja de ser el motor de un proceso de aprendizaje porque se inculca que placer no tiene que tener concordancia con un sacrificio, dedicación o entrega.


Entonces estamos mas cerca de la ley del mínimo esfuerzo que de la cultura del esfuerzo. Ante un permanente bombardeo de posibilidades, la oferta adormece las voluntades. Si la vida se puede vivir de diversas maneras, parte de la población resigna su curiosidad y exigencia en aras de utilizar la opción que equivalga a menos energía puesta. Dudamos si a menos energía se obtiene el mismo resultado. Aceptamos emparejar para abajo, la cultura debe ser popular y el acceso al alcance de todos no equivale a apoyarse en el que sabe. El referente va quedando en el camino, en la atención de cara al público se hace evidente la desidia de las capacidades. Del camino más sencillo se roza en forma descarada y sin solución posible al corto plazo con la negligencia, irresponsabilidad o inmadurez usuaria y consumidora.


Por que la vida debe ser disfrutada es el icónico mensaje masivo. La inteligencia no es señal de enfrentamiento ante estas carencias porque hasta la mente más notable confunde el esfuerzo con el capricho. El capricho no hace caso del “no” y el esfuerzo sabe que el camino estará lleno de obstáculos que se deben salvar. Larry Bird, uno de los mejores jugadores de la historia en la NBA resumía una carrera de brillante perfomance con la siguiente frase: “Es curioso, cuanto más entrenamos, más suerte tenemos”. Volviendo al tema de la repetición sin conciencia del copia pega, la curiosidad y la enseñanza pierden su huella y camino perdiendo el potencial transformador que nos habita. Internet pasa de ser fuente del conocimiento a facilitador del no razonamiento. Copiando y pegando se abonan a la teoría de la igualdad para compartir contenidos, cuando lo que se debería costear es la capacidad diferenciadora, en positivo.


Sería fácil culpar a Google o a Wikipedia por la cantidad de información que administran. El desarrollo tecnológico ha hecho estructural el habito de copiar y pegar información, la elaboración de contenidos requería antes de horas de estudio y consulta de libros diversos donde orientar las formas de una información o trabajo de desarrollo. La información es considerada como algo que esta al alcance de la mano para ser usada cuando sea necesario y no para fijar un contenido a lo largo de la vida. Se descarta la posibilidad de orientar el acceso a tanta información en recabar la mayor cantidad testimonial para fortalecer el sentido critico o el propio punto de vista. La comodidad prevalece, ya no importa el producir sino la conveniencia de reproducir sin chequear. La invención cede paso a la repetición.


La vida es una repetición con el matiz personal y la impronta de la época. Es una verdad no discutida, el problema radica en el obsceno costo de oportunidad que brinda la alternativa de copiar que facilita nuestros intereses. Todos copiamos, imitamos o seguimos referencias. Todo el parafraseo utilizado conduce al mismo origen, tal vez la tecnología lo que permitió es descubrirlo con mayor nitidez. A la hora de elegir un tema recurro a mis limitadas fuentes confiables de información. El matiz de mi propio contenido estará inducido de esas letras, mi tarea consiste en leer para confirmar o cuestionar mi idea preconcebida y al escribir, tratar de apartarme de la tentación incomoda de tan cómoda de solo copiar y pegar, dando el perfume de mi vocabulario. Y mi razonamiento, para vencer la precariedad del momento.


Copiar o referir es una parte innegable en todo proceso creativo. Inconscientemente todo nueva idea deriva de una fuente o de una inspiración de un referente. La investigación no debe ser considerado un ejercicio de profundidad, debemos regresar a una base cultural de destrezas personales confeccionado sobre lo aprendido, analizado y evaluado. Sobre una información existente podemos plantear una vuelta para generar nuestro propio contenido y que sea novedoso. Ser diferente era una ambición permitida. Una frase de Oscar Wilde -que se la atribuyeron a Pablo Picasso- fue utilizada en una entrada anterior y quizás fue el disparador de este escrito: “El talentoso toma prestado, pero el genio roba”. Toda demostración artística estará meditada en la capacidad de reelaborar lo que nos ha inspirado. Lo que tal vez suceda es que hemos perdido la voz interior -y un expandido vocabulario- o nos ha doblegado la pereza de la cultura rápida e insípida que nos priva de tener la convicción de un estilo propio...

 



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