viernes, 22 de marzo de 2019

Murió el poeta lejos del hogar


“Podrá no haber poetas, pero siempre habrá poesía”.
Gustavo Adolfo Bécquer

Tal vez sea la creación máxima realizada por el hombre. De tan suprema ha logrado transformar la realidad. Todo lo que está puesto en la naturaleza se encierra en el valor que da apenas un nombre. El lenguaje nos da el poder de controlar todo lo nombrado por nosotros. Cuando nombramos algo, ya conocemos ese algo solo por el nombre, tal vez sin haberlo visto nunca. Se nombran cosas que ya no podrán dejar de existir, aunque nunca nos topemos con ella. Eso es no solo gracias al lenguaje, sino a la literatura y a la poesía, género que se especializa en hacer eterna la vida del lenguaje, ya que existirá mientras que nuestra mente, boca y alma los sigan mencionando.


El latín poesis significa algo así como materializar pensamientos. Todo lo que se menciona con palabras entra de inmediato en nuestra imaginación y en el acervo. Es la única posibilidad que tenemos de ser dioses, a cada palabra nueva pronunciada podemos generar un nuevo aliento más a la estética. La diferencia con la narrativa o prosa no es solo que el verso no se corta al terminar un renglón sino en las pausas en que se necesita descansar, como así también con una poesía creemos conocer íntimamente a un poeta, porque se entiende que una poesía llega a lo más intimo de la realidad. Esto puede ser una fake news más, lamentablemente.

La poesía es un arte sobreviviente de los siglos. No importa otorgarles un verdadero sentido a los decires, lo que basta es la emoción que te puede generar en el momento de escucharlos. El uso de la inspiración poética es tan fuerte que hay países que se asocian de inmediato por sus poetas, tal los casos de Federico García Lorca, Gustavo Adolfo Bécquer, Rubén Darío, Octavio Paz, Antonio Machado, Arthur Rimbaud, Alfonsina Storni, Fernando Pessoa, Mario Benedetti, William Shakespeare, César Vallejo, José Martí, Gabriela Mistral o Pablo Neruda, entre otros. Las poesías tantas veces escritas para aplacar las tormentas del alma lo que tratan es cambiar la vida buscando la excelsa unión con el arte. La poesía nunca pierde la juventud, aunque saltee en nuestra evolución de la etapa de joven a maduro.

Y como todo hoy parece tener su fecha, la UNESCO determinó que el 21 de marzo es el día mundial de la Poesía. Y lleva ya veinte primaveras -u otoños, depende de donde lo leas-, tratando de que recordemos una de las artes más valoradas, pero tal vez más olvidadas. Si dejamos de leer en general, corremos el riesgo de perder la imaginación o entablar un dialogo con el mundo. La poesía reúne todos los momentos que contengan una emoción, se puede trovar sobre el éxtasis como también sobre la desesperación. Por eso en Europa, el 21/3 se conoce también como el puntapié de la “Primavera de los poetas”, porque como en el renacer de la naturaleza, la poesía se regenera en este mes floral.

Como acto de civilización extrema donde toda persona importa -y parece que nos vamos olvidando lentamente, lo que lleva hacia el concepto verdadero de la palabra matanza- hay una predica que da utilidad a la poesía que se debe recordar para seguir humanizándonos: Funeral solitario. Esto sucede en varias ciudades holandesas, sobre todo en Ámsterdam, donde al año mueren aproximadamente quince a veinte personas solas. Solas en el concepto más cruel, donde nadie se percata de su desaparición ni se hace cargo del entierro. Un funcionario del ayuntamiento de Ámsterdam, de apellido Frits, se encarga de los gastos de estos entierros, de comprar flores y ordenar la ejecución de tres piezas de música clásica para un funeral breve en alguna capilla disponible. Hasta que un día le parecen gestos insuficientes para honrar el ultimo acto de una existencia, y comenzó a acudir a los funerales, para que al menos haya una presencia, la suya. Si hasta parece un personaje del hermoso José Saramago.

Y apareció un poeta, de nombre Frank Starik, que al descubrir esta hermosa costumbre del señor Frits, le agregó la impronta de la mas bella de las expresiones artísticas: la poesía. Starik cree encontrar dos maneras de hacer justicia, con la persona fallecida y con la utilidad de sus poemas. Costó convencer al señor Frits, pero finalmente, en cada ceremonia el poeta cita un poema en honor de la persona sola. De esta manera se rompe el silencio de aquel que muere en soledad como un regalo de humanidad que aporta dignidad a la última cita.

Hoy son más de treinta poetas que se suman a esta cita. La poesía sobrevive porque tiene un propósito comunitario que es escribir un texto de despedida a la vida. La idea de que todos somos iguales ante la muerte es una metáfora que sabemos pero que no profesamos, victimas de la frivolidad de lo aparente, de lo que en realidad no importa, de vivir en clases sociales que en realidad snobizan y no dignifican, de la velocidad artificial, de lo que no se puede acumular una vez muerto. No es fácil en esta sociedad egoísta que los contribuyentes quieran pagar este servicio. Pero no se concibe que una persona no tenga a nadie que le hable, que lo acompañe una vez muerta, que temple la frialdad del cuerpo y del momento. Será por eso por lo que se me dio por escribir sobre el día mundial de la poesía, tal vez porque tengo aún fresco el recuerdo de mi madrina, quien murió el pasado mes de febrero. No pude estar para despedirla, pero desde ese día habita casi a diario en mi volátil imaginación, en mi bitácora de recuerdos y algún día le tendré que regalar una última o primera poesía…

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