jueves, 29 de mayo de 2014

Ya no sé si el mundo está al revés o soy yo el que está cabeza abajo



Se fue Marcelo y llegó el Tata. Así había comenzado mi última nota futbolera el pasado agosto. Y vuelvo al fútbol cada tanto, no en vano fue de lo primero que se me ocurrió escribir hace ya bastante tiempo.


Se fue el Tata y volvió Marcelo. Podría continuar la saga con el cambio de témporas. Aunque Marcelo Bielsa volvió al fútbol, no a la liga de España. Aceptó trabajar en el Olympique de Marsella, y parece ser una buena noticia. Más allá de los resultados que pueda obtener, y sabemos que en este deporte es lo único que importa. Si no, que le consulten al Tata Martino.

Un mes después de mi entrada en este blog sobre Gerardo Martino, falleció su padre. El entrenador se enteró minutos antes de la conferencia de prensa previa al estreno en Champions League, ante el Ajax. A pesar del varapalo, se quedó y dirigió al equipo. Sabía que su padre estaba muy mal y había logrado despedirse de él, en el anterior parón liguero por eliminatorias de los distintos seleccionados.

Al día siguiente viajó hacia Rosario para asistir al funeral de su padre. El viernes tomó otro avión de regreso a Barcelona, y acompañó al equipo en su partido por el torneo local, en su visita al Rayo Vallecano. El Barça ganó 0-4.

Con este resultado, el Barcelona continuaba primero junto al Atlético Madrid del “Cholo” Diego Simeone. Cinco victorias en cinco partidos, pero en el partido de Vallecas, sucedió un hecho curioso, una anécdota estadística: El Rayo Vallecano lo había superado en posesión de balón (51% contra 49%), algo que no le sucedía a los culés hacia cinco años. Repito, el Barcelona había ganado 0-4 a un Rayo que intentaba presionar y no ceder el balón, y que fue el sello distintivo de su temporada, que lo llevó a salvarse del descenso y sentir orgullo. Pero en ese partido, un 2% menos de posesión de balón, desencadenó una de las tantas crisis que debió afrontar el entrenador rosarino en la temporada. Y acababa de enterrar a su padre. Imagino que en ese momento, comenzó a sentir que no estaba entre gente normal.

Ante la tendenciosa marcha de las distintas prensas que habitan esta península, quizás a Martino la que más le molestó fue la catalana. Hablaron de traición a un estilo, como si perder la posesión del balón en un 2% fuera una afrenta insalvable. Martino, con su habitual cortesía, respondió en rueda de prensa “que si el entrenador no es de la casa u holandés, siempre hay debate”. La prensa deportiva española (o catalana, en definitiva son calcadas, salvo que una de las dos maneja mejor el complejo de inferioridad) salió a contestar en los distintos editoriales o noticieros deportivos. Una particularidad de esta prensa (y es en general), es que frente a frente no suele replicar, escucha sumisa y con el gaznate inclinado, para luego salir corriendo a redacciones, estudios  o sets, y contestar con altivez y supuesta picardía. Y le contestaron, y se ofendieron (otra de las características mentadas de la península).

Es que Gerardo Martino, había decidido tomarse un año sabático tras conquistar el campeonato argentino con Newell’s, y se vio sorprendido por una oferta del Barcelona. ¿Y qué debía hacer? ¿No aceptarla? Suponiendo que ese tren sólo pasa una vez en tu vida, el entrenador aceptó el desafío. A la vista de lo sucedido, queda claro que el desafío le quedó grande. Pero su actitud es inmensa ante un pueblo diminuto que le minó con su persistencia histérica.

Y han elegido a Martino como objetivo. Lo señalaron como el responsable, pero el responsable de todo. Martino tiene enorme responsabilidad en la dirección técnica del plantel, pero no toda. La curva del descenso en el rendimiento del equipo a partir de febrero tiene su gran parte de responsabilidad, pero también se rompe ese mito que estos fantásticos jugadores juegan solos. No, un buen futbolista es mejor cuando tiene un general que le marca la estrategia o le afina el rendimiento. Si ello falla, por más que te llames Iniesta o Messi, has de deambular en el campo sin disimular tu ofuscación o limitaciones. Y la temporada de Iniesta había sido bastante mala, ya desde agosto.

Cuando Messi regresó a Barcelona luego de un mes entrenando en Argentina tras una seguidilla de lesiones, le preguntaron con segundas a Martino, si el jugador debía o no jugar el partido de liga contra el Atlético de Madrid, en la capital de España. Cualquier respuesta suponía enfrentar a Martino con Messi. El entrenador respondió: “Hacer la difícil pregunta es fácil”. Así comienza la poesía “La pregunta”, de Wystan Auden, para muchos el poeta más influyente de la literatura inglesa, a la altura de T.S. Elliot. La habitual mirada conciliadora de Martino en las ruedas de prensa, no ocultaba la percepción que se enfrentaba a gente carente del sentido del respeto. Pero siempre ha contestado.

Luego de ganar el segundo Derby, al Real Madrid en el Santiago Bernabeu (3-4), y viendo que todo giraba en dirección al arbitraje y los distintos penales sancionados, Martino marcó en otra rueda de prensa, su desilusión. “Me da pena. El partido del otro día da mucha tela para hablar de fútbol. Pensaba, antes de venir, que aquí se hablaría más de fútbol”. Y esa frase encierra una gran verdad, aquí se habla menos de fútbol que en Argentina. Pero se habla mucho más de presiones mediáticas o federativas, o diferencias regionales. Y lo poco que se habla del deporte en estos tiempos, es con suficiencia, es decir, carente de humildad y mucho nacionalismo encendido. Da la sensación que la mayoría de los deportes se han inventado en este rincón del planeta.

Seguramente el plantel habría perdido la confianza en el entrenador. Esas cosas suelen pasar. La prensa lo insinuaba constantemente. Objetaban sus métodos de anticuados; una nota en El País fue la más fuerte por lejos. “Para trabajar al nivel del Barcelona, cuentan en los despachos, hay que tener cierto dominio de las nuevas tecnologías aplicadas al fútbol, y no han querido participar en este proceso”. “Los tres analistas de partidos que trajo el Tata eran más propensos a las libretas y a usar documentos de Word, que en soportes que la secretaria técnica hace tiempo invierte, como Erlc, Sport Coach y el popular Media Coach”. La relación entrenador con la tecnología puede ser fundamental en estos tiempos, pero tampoco es determinante. Sin querer cuestionar a los que ya no están vivos, uno se podría preguntar la relación que Luis Aragonés pudiera haber tenido con cualquier tipo de tecnología, y la misma pregunta podría alcanzar a un incuestionable, Vicente del Bosque, que por desconocimiento mío, podría considerar más cercano a las libretas. Pero Martino ya era el demonio o decimonónico, por su falta de vigencia.

El Barcelona es una referencia mundial. El problema pasa por que los diversos aficionados al fútbol en el resto del mundo, escogen al equipo catalán como su segundo equipo, y a veces como el primero (soy un claro exponente al sentirlo cercano a mis aficiones). Pero la identificación suele ser solamente futbolística. Le pasó al propio Martino. Admiraba a los futbolistas de su plantel, los llenó de loas, también a sus anteriores entrenadores, tanto Pep como Tito. Quiso mantener la esencia de la perfección, nunca disimuló que Barcelona lo extasiaba. Pero cuando modificó algo el esquema, le prendieron fuego. Y rápidamente comprobó que la identificación futbolística no alcanza, para entender a la gente hay que formar parte de su etnia. Los círculos cerrados son cerrados, apenas se abren para el marketing de la conveniencia o el dinero.

Gerardo Martino ha fracasado en el Barcelona. También es verdad que se rindió demasiado pronto, no presentó batalla; y eso que el fútbol le ofreció revancha y le puso el torneo en bandeja. Pero no supo siquiera gestionar la última batalla psicológica. Casualmente, el mismo entrenador que le ganó la batalla a Bielsa, se la ganó a su discípulo. El cholo Simeone mostró claro el objetivo, y no hubiera sido justo que la liga se definiera por un triunfo de local en la última jornada.

Pero también fracasó Rosell al huir como lo hizo; fracasó Zubizarreta, porqué él avaló tocar a la puerta de Martino; fracasó el club porque durante un año y medio, su portero Víctor Valdés mostró a diario su decisión de irse y se despidió por carta; fracasó la planificación, porque durante dos años no consiguieron un central de garantía y terminaron desconfiando de Mascherano, uno de los pocos que no contó con vanidades y regaló derroche en una posición que no era suya, y lo hizo bien; fracasó el lema “més que un club”, porque el único motivo de festejo en la temporada fue que le levantaban la sanción la UEFA y podían salir a fichar. Es llamativo ese festejo, cuando se pregona todo el tiempo que La Masía es el templo de los resultados y la esencia del club, y ante una sanción la mejor alternativa era demostrar que tenían la mejor cantera; fracasó el club por soportar todo el tiempo las diferencias ideológicas de sus dirigentes, por soportar las revanchas de Cruyff, Laporta o similares; fracasaron los que creen que el fútbol existe a partir de La Masía o la piedra filosofal de Cruyff o Guardiola; fracasaron los que perdieron la memoria creyendo que la admiración actual a un fútbol exquisito ha de ser eterna, cuando hace menos de una década naufragaban con lo caricaturesco de un club de Gaspart y compañía; fracasaron los buenos modales, cuando negociaron “casi” en público  con el siguiente entrenador, en la propia cara del vigente, sin disimular su falta de sensibilidad o afinidad; Pero el único que aceptó volver a la normalidad es Martino. Y supongo que será el único que aprenderá algo de esta temporada.

Martino fue el cuarto entrenador argentino en dirigir al barça. Tras Helenio Herrera, Roque Olsen y César Menotti, el tata fue quizás la contratación más sorprendente. Le fue mal, pero siempre se comportó bien. Le pasó lo mismo que a Bielsa, que pregonó mejor que los oriundos, los principios de los clubes que dirigieron. Hay que defender siempre a personajes como Bielsa o Martino, porque dignifican las derrotas en la vida, derrotas que están más presentes que los triunfos en nuestro día a día. La enfrentan, la reconocen, hacen crítica sin mentiras y eso molesta aún más a los supuestos adalides de las tradiciones, morales y costumbres centenarias.

La última referencia sobre Martino que analizaron los medios de prensa, es que el final de temporada ha sido sangrante, su inmovilismo no pudo ser disimulado. Querían paso al nuevo entrenador, alabaron su esencia de hombre de la casa, su fuerte personalidad para reconducir el caos, y otras dotes que restituya la imagen poderosa del club. Al tata lo despidieron remarcando que se portó como un caballero, como si eso fuera algo distintivo, en esta sociedad que pregona valores pero en todo el momento se comporta peor que los radicales.

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