Se fue Marcelo y llegó el Tata. Así
había comenzado mi última nota futbolera el pasado agosto. Y vuelvo al fútbol
cada tanto, no en vano fue de lo primero que se me ocurrió escribir hace ya
bastante tiempo.
Se fue el Tata y volvió Marcelo.
Podría continuar la saga con el cambio de témporas. Aunque Marcelo Bielsa
volvió al fútbol, no a la liga de España. Aceptó trabajar en el Olympique de
Marsella, y parece ser una buena noticia. Más allá de los resultados que pueda
obtener, y sabemos que en este deporte es lo único que importa. Si no, que le
consulten al Tata Martino.
Un mes después de mi entrada en este
blog sobre Gerardo Martino, falleció su padre. El entrenador se enteró minutos
antes de la conferencia de prensa previa al estreno en Champions League, ante
el Ajax. A pesar del varapalo, se quedó y dirigió al equipo. Sabía que su padre
estaba muy mal y había logrado despedirse de él, en el anterior parón liguero
por eliminatorias de los distintos seleccionados.
Al día siguiente viajó hacia Rosario
para asistir al funeral de su padre. El viernes tomó otro avión de regreso a
Barcelona, y acompañó al equipo en su partido por el torneo local, en su visita
al Rayo Vallecano. El Barça ganó 0-4.
Con este resultado, el Barcelona
continuaba primero junto al Atlético Madrid del “Cholo” Diego Simeone. Cinco
victorias en cinco partidos, pero en el partido de Vallecas, sucedió un hecho
curioso, una anécdota estadística: El Rayo Vallecano lo había superado en
posesión de balón (51% contra 49%), algo que no le sucedía a los culés hacia
cinco años. Repito, el Barcelona había ganado 0-4 a un Rayo que intentaba
presionar y no ceder el balón, y que fue el sello distintivo de su temporada,
que lo llevó a salvarse del descenso y sentir orgullo. Pero en ese partido, un
2% menos de posesión de balón, desencadenó una de las tantas crisis que debió
afrontar el entrenador rosarino en la temporada. Y acababa de enterrar a su
padre. Imagino que en ese momento, comenzó a sentir que no estaba entre gente
normal.
Ante la tendenciosa marcha de las
distintas prensas que habitan esta península, quizás a Martino la que más le
molestó fue la catalana. Hablaron de traición a un estilo, como si perder la
posesión del balón en un 2% fuera una afrenta insalvable. Martino, con su
habitual cortesía, respondió en rueda de prensa “que si el entrenador no es de
la casa u holandés, siempre hay debate”. La prensa deportiva española (o
catalana, en definitiva son calcadas, salvo que una de las dos maneja mejor el
complejo de inferioridad) salió a contestar en los distintos editoriales o
noticieros deportivos. Una particularidad de esta prensa (y es en general), es
que frente a frente no suele replicar, escucha sumisa y con el gaznate inclinado,
para luego salir corriendo a redacciones, estudios o sets, y contestar con altivez y supuesta
picardía. Y le contestaron, y se ofendieron (otra de las características
mentadas de la península).
Es que Gerardo Martino, había
decidido tomarse un año sabático tras conquistar el campeonato argentino con
Newell’s, y se vio sorprendido por una oferta del Barcelona. ¿Y qué debía
hacer? ¿No aceptarla? Suponiendo que ese tren sólo pasa una vez en tu vida, el
entrenador aceptó el desafío. A la vista de lo sucedido, queda claro que el
desafío le quedó grande. Pero su actitud es inmensa ante un pueblo diminuto que
le minó con su persistencia histérica.
Y han elegido a Martino como
objetivo. Lo señalaron como el responsable, pero el responsable de todo.
Martino tiene enorme responsabilidad en la dirección técnica del plantel, pero
no toda. La curva del descenso en el rendimiento del equipo a partir de febrero
tiene su gran parte de responsabilidad, pero también se rompe ese mito que
estos fantásticos jugadores juegan solos. No, un buen futbolista es mejor
cuando tiene un general que le marca la estrategia o le afina el rendimiento.
Si ello falla, por más que te llames Iniesta o Messi, has de deambular en el
campo sin disimular tu ofuscación o limitaciones. Y la temporada de Iniesta
había sido bastante mala, ya desde agosto.
Cuando Messi regresó a Barcelona
luego de un mes entrenando en Argentina tras una seguidilla de lesiones, le
preguntaron con segundas a Martino, si el jugador debía o no jugar el partido
de liga contra el Atlético de Madrid, en la capital de España. Cualquier respuesta
suponía enfrentar a Martino con Messi. El entrenador respondió: “Hacer la
difícil pregunta es fácil”. Así comienza la poesía “La pregunta”, de Wystan
Auden, para muchos el poeta más influyente de la literatura inglesa, a la
altura de T.S. Elliot. La habitual mirada conciliadora de Martino en las ruedas
de prensa, no ocultaba la percepción que se enfrentaba a gente carente del
sentido del respeto. Pero siempre ha contestado.
Luego de ganar el segundo Derby, al
Real Madrid en el Santiago Bernabeu (3-4), y viendo que todo giraba en
dirección al arbitraje y los distintos penales sancionados, Martino marcó en
otra rueda de prensa, su desilusión. “Me da pena. El partido del otro día da
mucha tela para hablar de fútbol. Pensaba, antes de venir, que aquí se hablaría
más de fútbol”. Y esa frase encierra una gran verdad, aquí se habla menos de fútbol
que en Argentina. Pero se habla mucho más de presiones mediáticas o
federativas, o diferencias regionales. Y lo poco que se habla del deporte en
estos tiempos, es con suficiencia, es decir, carente de humildad y mucho
nacionalismo encendido. Da la sensación que la mayoría de los deportes se han
inventado en este rincón del planeta.
Seguramente el plantel habría
perdido la confianza en el entrenador. Esas cosas suelen pasar. La prensa lo
insinuaba constantemente. Objetaban sus métodos de anticuados; una nota en El
País fue la más fuerte por lejos. “Para trabajar al nivel del Barcelona,
cuentan en los despachos, hay que tener cierto dominio de las nuevas
tecnologías aplicadas al fútbol, y no han querido participar en este proceso”. “Los
tres analistas de partidos que trajo el Tata eran más propensos a las libretas
y a usar documentos de Word, que en soportes que la secretaria técnica hace
tiempo invierte, como Erlc, Sport Coach y el popular Media Coach”. La relación
entrenador con la tecnología puede ser fundamental en estos tiempos, pero
tampoco es determinante. Sin querer cuestionar a los que ya no están vivos, uno
se podría preguntar la relación que Luis Aragonés pudiera haber tenido con
cualquier tipo de tecnología, y la misma pregunta podría alcanzar a un
incuestionable, Vicente del Bosque, que por desconocimiento mío, podría
considerar más cercano a las libretas. Pero Martino ya era el demonio o
decimonónico, por su falta de vigencia.
El Barcelona es una referencia
mundial. El problema pasa por que los diversos aficionados al fútbol en el
resto del mundo, escogen al equipo catalán como su segundo equipo, y a veces
como el primero (soy un claro exponente al sentirlo cercano a mis aficiones).
Pero la identificación suele ser solamente futbolística. Le pasó al propio
Martino. Admiraba a los futbolistas de su plantel, los llenó de loas, también a
sus anteriores entrenadores, tanto Pep como Tito. Quiso mantener la esencia de
la perfección, nunca disimuló que Barcelona lo extasiaba. Pero cuando modificó
algo el esquema, le prendieron fuego. Y rápidamente comprobó que la
identificación futbolística no alcanza, para entender a la gente hay que formar
parte de su etnia. Los círculos cerrados son cerrados, apenas se abren para el
marketing de la conveniencia o el dinero.
Gerardo Martino ha fracasado en el
Barcelona. También es verdad que se rindió demasiado pronto, no presentó
batalla; y eso que el fútbol le ofreció revancha y le puso el torneo en
bandeja. Pero no supo siquiera gestionar la última batalla psicológica.
Casualmente, el mismo entrenador que le ganó la batalla a Bielsa, se la ganó a
su discípulo. El cholo Simeone mostró claro el objetivo, y no hubiera sido
justo que la liga se definiera por un triunfo de local en la última jornada.
Pero también fracasó Rosell al huir
como lo hizo; fracasó Zubizarreta, porqué él avaló tocar a la puerta de
Martino; fracasó el club porque durante un año y medio, su portero Víctor
Valdés mostró a diario su decisión de irse y se despidió por carta; fracasó la
planificación, porque durante dos años no consiguieron un central de garantía y
terminaron desconfiando de Mascherano, uno de los pocos que no contó con
vanidades y regaló derroche en una posición que no era suya, y lo hizo bien;
fracasó el lema “més que un club”, porque el único motivo de festejo en la
temporada fue que le levantaban la sanción la UEFA y podían salir a fichar. Es
llamativo ese festejo, cuando se pregona todo el tiempo que La Masía es el
templo de los resultados y la esencia del club, y ante una sanción la mejor
alternativa era demostrar que tenían la mejor cantera; fracasó el club por
soportar todo el tiempo las diferencias ideológicas de sus dirigentes, por
soportar las revanchas de Cruyff, Laporta o similares; fracasaron los que creen
que el fútbol existe a partir de La Masía o la piedra filosofal de Cruyff o
Guardiola; fracasaron los que perdieron la memoria creyendo que la admiración actual
a un fútbol exquisito ha de ser eterna, cuando hace menos de una década
naufragaban con lo caricaturesco de un club de Gaspart y compañía; fracasaron
los buenos modales, cuando negociaron “casi” en público con el siguiente entrenador, en la propia cara
del vigente, sin disimular su falta de sensibilidad o afinidad; Pero el único
que aceptó volver a la normalidad es Martino. Y supongo que será el único que
aprenderá algo de esta temporada.
Martino fue el cuarto entrenador
argentino en dirigir al barça. Tras Helenio Herrera, Roque Olsen y César
Menotti, el tata fue quizás la contratación más sorprendente. Le fue mal, pero
siempre se comportó bien. Le pasó lo mismo que a Bielsa, que pregonó mejor que
los oriundos, los principios de los clubes que dirigieron. Hay que defender
siempre a personajes como Bielsa o Martino, porque dignifican las derrotas en
la vida, derrotas que están más presentes que los triunfos en nuestro día a día.
La enfrentan, la reconocen, hacen crítica sin mentiras y eso molesta aún más a los
supuestos adalides de las tradiciones, morales y costumbres centenarias.
La última referencia sobre Martino
que analizaron los medios de prensa, es que el final de temporada ha sido
sangrante, su inmovilismo no pudo ser disimulado. Querían paso al nuevo
entrenador, alabaron su esencia de hombre de la casa, su fuerte personalidad
para reconducir el caos, y otras dotes que restituya la imagen poderosa del
club. Al tata lo despidieron remarcando que se portó como un caballero, como si
eso fuera algo distintivo, en esta sociedad que pregona valores pero en todo el
momento se comporta peor que los radicales.
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