¿La literatura está
condicionada por la calidad de escritores que nos influenciaron con sus obras;
o con la enorme cantidad de hombres que NO nos han querido dejar impronta de
sus acciones literarias? ¿Qué es más fácil: desarrollar el si ó el no?
Bartleby & Compañía es
un ensayo que toma los recursos de la novela para poder ser escrita. La
historia está constituida por una serie de notas al pie de página que
simbolizan un texto inexistente y a través de este, la sutil metáfora de la imposibilidad
de escribir, de la creación literaria.
Bartleby es un personaje
de Herman Melville, de un breve relato titulado “Bartleby el escribiente”,
donde se centra en un oficinista sepultado, que se limitaba a permanecer en su
mesa de trabajo y cuya fórmula de responder “preferiría no hacerlo” a cualquier
petición que excediera lo estrictamente laboral lo convierte en un personaje
detestable y entrañable al mismo tiempo. Enrique Vila-Matas asocia la especie
de los “Bartlebys” al paradigma del NO, conformando un libro sin texto y
capturando en su figura la esencia de los escritores que no escriben, aquellos
que han escrito pero han caído en un profundo silencio, u otros que por
inseguridad jamás decidieron publicar.
Los autores del NO los
divide en dos grupos. En primer término, todos aquellos famosos autores que han
dejado de escribir u ocultan con celo su identidad, tales como Rimbaud,
Ribeyro, Rulfo, Gracq o Sallinger. Luego sitúa a un número considerable de
intelectuales que poseen una complicidad con la escritura pero no escriben
nada, tal el caso de editores o poetas menores.
El personaje que nos
cuenta la cronología de los distintos “Bartlebys” realiza pocas acciones, solo
la recopilación; la trama es nula y tiene un desenlace invisible, casi lógico.
La trama indaga en las
posibles razones del abandono, asociándolas a las que tienen que ver con la
moderna desconfianza en las palabras, en que todo está dicho, en que no se
puede decir las palabras con la real exactitud que uno las piensa o imagina y
que de esa manera solo se puede aspirar a una repetición o al espionaje.
El texto se manifiesta a
través de una sucesión de notas al pie de página donde nos deja ver el poder y
la trascendencia que tiene todo lo escrito, la necesidad que tienen todos los
que deciden comunicarse por este medio por poder llegar a generar la obra
perfecta, el afán comercial que persigue a todo autor o editorial, la irrupción
sin sentido ni valor literario de infinidad de autores que se pierden en la
vorágine editorial. Y lo cuenta de una manera graciosa y sutil, pero dejando de
a ratos la duda de si se está expresando con seriedad sobre el tema.
“escribo para no ser
escrito”, nos dice el personaje de Marcelo, también afectado por el síndrome,
por lo que intenta recuperar su calidad de autor y no de personaje en este
ensayo plagado de citas, autores y obras que describen cientos de vidas
similares pero partiendo de su propio razonamiento o conclusiones.
Enrique Vila-Matas |
Hasta aquí el comentario
del ensayo. Enrique Vila-Matas es uno de los tantos autores interesantes en el
panorama de la literatura española actual. Ha arrastrado cierta aureola de “autor
secreto” y anticomercial pero goza de una extraordinaria fama bajo el
calificativo de “raro”. Recibió premios en el extranjero (Francia y América
Latina, con el Herralde a la cabeza) mucho antes que el reconocimiento en su
tierra, y eso le permitió asentarse como un novelista excéntrico y exquisito.
Las tramas de sus obras no
se pueden definir fácilmente. Son novelas?, son ensayos?, es solo crítica
literaria?, es una burla al sistema?, solo lo sabe el escritor barcelonés. La
trama suelen ser mínimas y siempre vuelve sobre un mismo tema: la tensión entre
la escritura y el silencio, la tensión entre las fuerzas creativas y la parálisis
del escritor ante la ardua labor literaria. En otras obras (El mal de Montano o
Doctor Pasavento por ejemplo) es lo contrario: un análisis sobre la escritura
como enfermedad, como pasión absurda y obsesiva. Las criticas de sus obras suelen
ser buenas pero hay un dejo de considerar al escritor como un niño inquietante
e improductivo, eso sí, inteligentísimo.
Historia abreviada de la
literatura portátil fue la primera obra que me animé de
Vila-Matas. Juro que no entendí nada, me sentí mortificado y un poco burlado.
No le veía sentido a lo que leía. Pero no lo abandoné, en un taller de critica
literaria on-line casi un año después de aquel intento fallido, me obligué que mi
primer critica como ejercicio sea Bartleby
& Compañía. El texto anterior es el resultado de mi análisis y de
su lectura salió algo más que una admiración a un gran autor. A partir de ese
momento, he leído El mal de Montano, El viaje vertical, Dublinesca,
Exploradores
del abismo, Doctor Pasavento y París no se acaba nunca. Dentro de
poco volveré a él. No sé si lo puedo recomendar, creo que para leerlo uno tiene
que haber leído muchas cosas y además tener vocación de disfrutar el absurdo,
pero ojo que lleva trampa. Detrás de ese absurdo está casi todas las verdades
que escondemos en la vida.
Si yo lo abandonaba tras Historia abreviada, no hubiera podida
darme cuenta que por motivos que desconozco, pude dar el salto a otro tipo de
literatura. Tengo pendiente volver a leer ese primer texto de él. Lo dejé en
Buenos Aires, en la biblioteca de mis padres que me aferra a aquella tierra y
espero en navidades sentarme a leerlo nuevamente y si esta vez me gusta,
agradecerme el haber insistido con él. Por eso, si lo encaran, no se por donde deberían
empezar con su obra. Pero les juro que es un enorme placer en el caso de que
les atrape su lectura.
Por último, esos autores
del No
me reflejan momentos actuales de
continuo enfrentamientos entre los mismos hombres. Una de las cosas que no me
gustaban de escribir un blog era pensar que pasaría cuando esos personajes que
están agazapados para mostrar su permanente enojo ante el que no piense igual,
me mostraran sus dientes o desilusión por no pensar o “ser de ellos”. Yo nunca
fui de ellos y siempre quise ser de todos. Pero ahora mas que nunca todos se
preguntan todo el tiempo o si sos de
mamá o de papá. La frustración que lleva escondida esa intolerancia me quita las
ganas de opinar. Me he distanciado para no pelearme de mucha gente que se enoja
todo el tiempo por diferencias de opinión y me aleje porque me di cuenta que
más allá de una supuesta convicción, están adoctrinados para retar al otro,
para obligarlo a hincar las rodillas y eso no me parece constructivo. Entre mis
contactos no figura un familiar de una amiga que en su red social todo el
tiempo desafía al que se queja a aportar algo distinto, siempre dice que el que
está, hace cosas para todos. No siempre podemos aportar algo, muchas veces
nuestras vidas están permanentemente paralizadas, pero la queja cuando no es
resentida, también vale. Hay gente preparada para administrar esas quejas, hay políticos
de turno que ganan dinero (no hablo de lo que ganan por la influencia que da
el poder de su cargo) administrando esas frustraciones o necesidades y en la
vida se aprende mas del disenso que del que se alinea sin cuestionamientos.
Así que Vila-Matas me
sirve para presentarles al primero de los escritores que me apasiona. Y me
sirve como metalenguaje para intentar dejar aquí un ámbito donde el que opine
lo haga con libertad, pero con las viejas reglas, aquellas que servían al menos
para imaginar que de la discusión se sacaba algo positivo siempre.
me temo que jamás tendré tu cultura literaria...después de ver tu pequeña lista de recomendados (aquella que mandaste) casi me descompongo de la verguenza.
ResponderEliminarSi lo tenés en Bs As y te animás a prestarlo tal vez me animo a leerlo, aunque si de entrada no te gustó, no sé qué me parecerá a mi. Punto a favor:adoro los absurdos.
Javier: un placer leerte y descubrir a través de tus letras pequeñas grandes cosas del Nuevo Mundo en el que vives desde hace 11 años. No dejes de tenerme entre tus lectores, es y será un gran placer. Me gusta mucho cómo describís los hechos cotidianos que sirven para mostrar una cultura, una forma de ser, un estilo de vida. Parece como que lo estuviera viendo y me da ganas de leerlo hasta el final, de corrido. Felicitaciones por este lanzamiento y seguiré siendo un lector ávido tomando o no el subte
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