¿Cómo elegimos los libros que leemos? Ahora que
comienzo esta entrada me doy cuenta que esta incógnita es motivo para tratarla
en entrada aparte. Pero como avance, a veces me sorprendo cuando tengo un libro
a mano y me invade la fantasía que llegó a mi vida en el momento oportuno.
Tantas veces un libro da respuestas, claves o moviliza a pensar sobre temas
candentes en nuestras vidas o no nos da la respuesta, pero nos advierte de una situación
similar a la que estamos atravesando en esos momentos. Otros libros, en cambio,
se acercan de manera insólita, y si bien, no nos cambian la vida, dejan un buen
sabor de boca que hace que esto de leer variado sea parecido a esa caja de
bombones que te propone la vida….
La mayoría de los libros están ahí, publicados a la
espera. Suelo estar atento a la red para localizarlos y pedirlos a la
biblioteca. Pero del libro que me voy a ocupar me llegó a través de una nota
que le interesó a Fernanda y me mostró del Diario El País, y me llevó de
inmediato a buscar referencias del autor para hacerme con el libro. Además, las
ganas que me contagió Fer me llevó a pedirlo de inmediato. Lo pedí para ella, y
mientras aguardaba su lectura, ella me fue contagiando la impresión que le
guardaba un texto tan breve pero contundente.
Meses después veo que ella lo sigue recomendando a
todo el que se le ponga delante, tanto en persona como en las redes sociales. Y
hasta se tomo el trabajo de fotografiarlo para compartirlo con sus seres
queridos y llegó a insinuarle a una amiga actriz que debía adaptar la obra y
presentarla en Argentina. Con tanto fervor, no podía menos que hablar de esta
novela epistolar y preparar un pdf para que lo puedan leer, es muy pequeño y es
la excusa perfecta para aquellos que aducen la falta de tiempo para enfrascarse
en la lectura.
Luis Homar representa la adaptación de la novela
Adreça desconeguda y la interpreta en Barcelona. La síntesis del actor me pareció
perfecta, despertó el gusanillo que te lleva de inmediato a rastrear una obra. “Es
engañosamente simple: las cartas que cruzan dos amigos y que nos llevan a una dirección
inesperada”. El resto de la nota mantenía el interés pero yo de inmediato
googlee buscando más referencias. Paradero desconocido es el título al
castellano, su autoría responde a Kressmann Taylor y al seguir buceando por información,
mas gusto me dio al saber que la autoría respondía a un pseudónimo de apariencia
masculino que escondía la obra de una mujer americana, atenta a los cambios que
se generaban a través del avance del nacionalsocialismo alemán. Katherine Kressman,
joven nativa de Portland, egresada de la Universidad de Oregon, madre de tres
hijos y anónima publicista en Nueva York, adopta su nombre literario al mezclar
su apellido con el apellido de su esposo, ya que éste y su editor consideraron
que la novela era demasiado dura para aparecer firmada por una mujer.
La novela basa sobre dieciocho cartas y un cablegrama que se cruzan Martín Schulse y
Max Eisenstein, expatriados alemanes ambos y socios en una galería de arte montada
en los Estados Unidos. Uno de los socios judío y el otro goy. Martín decide
volver junto a su familia a una Alemania que intenta superar el fracaso de la Gran
Guerra y la humillación en la que queda sumida tras el tratado de Versalles. Es
el año 1932 y luego de las primeras cartas donde se mantiene los lazos
comerciales y de amistad, las epístolas derivan en un claro enfrentamiento a
las distintas maneras de pensar y traicionar una amistad.
Una joven autora aficionada logra precisar la gravedad
de los cambios generados por Adolf Hitler en aquella Alemania de post guerra.
Lo que las sociedades no arriesgaban a reconocer, una mujer, en base a las
relaciones distantes entre sus amistades alemanes logra resumir en menos de sesenta
páginas en forma de cuento publicado en la revista literaria Story. Pasó de
cuento de anticipación a cuento de denuncia, a ser publicado por Reader’s
Digest y en 1939, aparecer en su formato de novela. La paradoja se presenta al
lanzar Hitler su Blitzkrieg sobre Europa y desatar la Segunda Guerra. Estados
Unidos abandona su indiferencia y la carrera de la joven Taylor ingresa en el
olvido absoluto hasta 1995, año donde se conmemora el 50º Aniversario de la liberación
de los campos de concentración. Se despertó el fenómeno de ventas, se tradujo a
más de quince idiomas y se convirtió en exitosa obra teatral en Francia y
Alemania. Kressmann Taylor dedicó el resto de su vida a enseñar Humanidades en
un College cercano a su casa y murió, a los 93 años en 1996, un año después de
reeditada la obra.
El libro se lee en menos de una hora y el impacto emocional
debe durar mucho más, dejándonos huella. Nos relata las imprevisibles y
duraderas consecuencias de los virajes ideológicos en las sociedades contemporáneas
y al finalizar la lectura, la obligada recomendación de manera desesperada para
que sirva de referencia ante errores que se reiteran.
Esas cartas mantienen su vigencia. El mundo no está
atento a la repetición de los errores. En mi país vislumbro relaciones rotas
que tienen más de un punto en común entre el libro con nuestra historia
reciente y sus paraderos desconocidos o no reconocidos. Ya nadie escribe
cartas, casi no escriben mails, apenas wassapean. La riqueza lingüística la
empecinan reducir a ciento cincuenta caracteres o menos, pero ya sea en una
comida, en un café, en una reunión de padres en el colegio, varios se han
topado con ese cambio ideológico. Con el paso del tiempo, las partes se empecinan
en mostrar su intolerancia y se obsesionan en redactar o interpretar la
historia con el prisma y conveniencia actual, manipulándola y facilitando el juego
a viles oportunistas. Si al leer estas cartas, algunos contemplan la
posibilidad de moderar su discurso y dejar en paz la historia, podemos
considerar que un libro de 1938 sigue aportando sabiduría a una raza que se
muestra desgastada y repetitiva.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarhabía escrito y me lo copió 2 veces (?) lo eliminé y me lo eliminó las 2 veces (!)
EliminarLo leí en cuanto Fer publicó las fotos y me pareció impactante. Entiendo la necesidad que tuvo de transmitirlo asi como vos. Lo corto y contundente del libro hace que efectivamente se lea en un rato, es digno de ser recomendado y me arriesgaría a decir que sería interesante que se lo leyera en los colegios.
ResponderEliminarPara un argentino que convive ya acostumbrado con esta división, es llamativo encontrarse con un relato que describa de forma tan parecida el clima actual refiriéndose a algo tan lejano y abominable como el nazismo. Peligroso. Gran llamado de atención.
Una vez más, genial tu aporte