“No tiene ningún
enemigo en este mundo, y ninguno de sus amigos lo quiere”.
Oscar Wilde sobre
George Bernard Shaw
Si bien se profundiza hoy en día en
exceso lo políticamente correcto sobre lo que decir y como decirlo, se trata de
una práctica que siempre ha de superar los límites de lo que se puede expresar.
Se puede ser simplemente vulgar, fuera de contexto y soez, e igual de efectivo,
o se puede disponer de un arte o estilo para deslizar bajezas o ruindades y ser
distinguido por mantener originalidad, creatividad, agudeza y repentización a
la hora de descargar un insulto sobre la otra persona. Por qué el insulto no
deja de ser un arma de agresión masiva, pero si surge producto de tener
maneras, tantas veces suena como palabras sensatas y de calidad, aunque desmesuradas.