"Un libro es una versión del
mundo. Si no te gusta, ignóralo u ofrece tu propia versión."
Salman Rushdie.
La mayoría de las noticias
importantes de aquel año no pudieron trasmitirse a través de Wassap o Twitter. Simplemente, aunque algunos jóvenes no lo
crean, estos medios no existían; no nos hubieran alcanzado los hashtag o
hubiéramos estado pendientes de los comentarios de grupo de wassap. Pero el
mundo acompañó los avatares de 1989, a través de los medios lógicos de la
época: diarios, radios, teletipos y noticieros. Fue una temporada convulsa, los
cambios que se impusieron durante esos doce meses fueron significativos, pero
la intención de escoger esa "cosecha" es comprobar si a grandes
rasgos algo cambia en esta vida, y la respuesta puede ser que en lo esencial,
seguimos navegando entre diferencias que nos debilitan.
El año comenzó con la entrada en
vigor del Protocolo de Montreal, para proteger la capa de ozono. El mismísimo 1
de enero, veintinueve naciones ratificaron innumerables gestiones encaminadas
desde 1987 con el objetivo inicial de alcanzar para 2050 la solución del
agotamiento del ozono. La norma ha sido revisada en 1990, 1991, 1992, 1993,
1995, 1997, 1999, 2000 y 2008. No podemos vislumbrar si se ha agotado la
paciencia o el ozono, los restos de las sustancias químicas prohibidas desde
aquel entonces no han desaparecido aún. Es un secreto a voces que han causado
más daño del que se preveía. El calentamiento global alteró la capa de ozono y
el deterioro de la capa de ozono alienta el cambio climático.
El año 1989 nos deparó en diciembre,
la última imagen espeluznante de la temporada. En plena navidad, a falta de
pesebre, un grupo de soldados rumanos fusila al ex dictador Nicolae Ceausescu junto a su esposa, luego de un juicio sumarísimo. La pared amarillenta
agujereada a balazos se ha convertido desde entonces en atracción turística. El patio del antiguo cuartel militar de Targoviste, a 80
kilómetros de Bucarest, se ha transformado en museo y la huella en tiza del
lugar donde pereció la pareja, objeto de visitas y tours. Aquel juicio duró
apenas una hora y cuarenta cinco minutos, mientras que la sentencia junto con
su deliberación, apenas fue resuelta en cinco minutos. Su video de ejecución no
fue viral, la tecnología "era apenas" la de la época, pero así todo, dio
su vuelta al mundo. Finalizamos ese increíble año con polémica, ya que la cinta
se cortó justo en el momento que los tres militares a cargo se disponían a
disparar. Dos décadas y medio después, los fusilamientos o decapitaciones
persisten, dictadores como Muamar Gadafi mueren linchados y viralmente, a
través de YouTube.
Para finalizar aquel año con el
fusilamiento de los Ceaucescu, tuvo que comenzar con el retiro de los treinta
mil soldados soviéticos abandonando Afganistan. La capital, Kabul, aquel 6 de
febrero quedó sumida en el caos, quizás nunca recuperado. Para la antigua Unión
Soviética el agotamiento económico que supuso la invasión a aquel país fue la
gota que rebalsó los estados comunistas del Bloque del este. A partir de esa
fecha, distintas revoluciones disolverán el telón de acero, símbolo fuerte de
la Guerra Fría. Polonia encabeza el camino a la liberación, seguido por Hungría,
que en marzo legaliza el derecho a huelga. Regresan las elecciones legislativas
en los países comunistas. El mapa europeo cambia de diseño luego de décadas. La
caída del Muro de Berlín aquel 9 de noviembre y la Revolución de Terciopelo, el
17 de noviembre en Praga, confirman que la nueva década que se asoma será
testigo de un nuevo mundo.
En Sudamérica, Paraguay y Chile
vencen finalmente sus sistemas dictatoriales, con el fin de los absolutismos de
Stroessner y Pinochet. El conflicto nacionalista entre Armenia y Azerbaiyán
causa 91 muertos y más de 1.500 heridos, según datos oficiales. Nace la Unión
del Magret Árabe, acuerdo firmado en Marrakech entre los jefes de estado de
Túnez, Marruecos, Libia, Argelia y Mauritania. Presenciamos los multitudinarios
funerales tras la muerte del fallecido emperador Hiroito, quién estuvo en el
trono de Japón sesenta y seis años. En Sudán, partidos y sindicatos logran
finalmente un acuerdo que pone fin a una guerra civil de más de seis años. Tras
la muerte de Hu Yaobang, uno de los líderes de la República Popular China, se
inicia la revuelta de la Plaza de Tiananmen, con una dura represión del
gobierno chino, causando gran número de muertos y heridos. El 5 de junio
quedará inmortalizado por "el rebelde desconocido", quien detuvo una
columna de tanques por más de media hora en Pekín.
Han pasado tantas cosas en aquel año,
que me sonrojo de pensar que el motivo de esta entrada tiene que ver con un
hecho literario. Las pasiones personales tantas veces parecen prevalecer entre
el egoísmo global. Cercano a terminar la entrada, recién en las siguientes
líneas podré expresar lo que me movió a escribir sobre 1989, más precisamente
el 24 de febrero. Aquel lejano día, el entonces líder islamista Ayatolá
Jomeini, guía de la revolución iraní, ofrece al mundo una recompensa de tres
millones de dólares a quién asesine al afamado autor anglo-indio Salman
Rushdie, por considerar que su nueva novela, "Los versos satánicos",
ofendía los preceptos del islamismo. Tal acto fue conocido como fatwa o fatua,
y pasó a la historia por su carácter público y abierto, dirigido a todo
musulmán que quisiera oír tal mensaje. El pecado del trasgresor de Rushdie fue
vincular en el texto al Profeta Mahoma con prostitutas, además de
interpretaciones negativas de determinados versículo del Corán. Jomeini
prometió considerar "sahid", mártir, al que vengara dicha afrenta.
El mensaje trasmitido por Radio
Teherán incluía la advertencia que aunque el escritor y su editor se
arrepintieran y se convirtieran en los más piadosos de los hombres, los
musulmanes deberían utilizar todos los medios a su alcance, para matarlos. El
libro, precisó el comunicado, era un ataque calculado del colonialismo contra
la grandeza y el honor del clero. Lo más llamativo de todo lo llamativo de la causa,
es que Rushdie siempre se caracterizó por ser un acérrimo enemigo del
colonialismo. A pesar de la contradicción, la década siguiente se convirtió
para el escritor en una rutina de aislamiento y peligro constante. Poco antes
de la fatwa, el escritor había declarado a The Guardian, que "una tribu
poderosa de clérigos copó el Islam, convirtiéndose en policía del pensamiento
contemporáneo". Si bien le cambió la vida pero la mantuvo, varios de sus
colaboradores indirectos sufrieron las consecuencias de tamaño llamamiento.
Traductores del autor en países como Japón, Italia o Turquía, fueron asesinados
o heridos por colaborar la difusión de la obra.
La novela sufrió la particular
condición de Best Seller. Particular porque la sospecha de que la mayoría nunca
la leyó, persiste en estos días. Países como Francia o Reino Unido decidieron
en su momento retirarla de circulación. En el norte de Inglaterra, más
precisamente en Bradford, de alto proporción de habitantes musulmanes, se
procedió a la quema pública de ejemplares del libro. Serios accidentes se
congregaron en Pakistán unos días antes del anuncio de la fatua. El asalto de
un centro cultural en Islamabad, generó un saldo de cinco muertos y decenas de
heridas a causa de la ira por la publicación del libro. En las calles de
Londres, una manifestación exigió la destrucción de la editorial Penguin, que
publicó la obra. Veinte muertos en Bombay en una protesta de diez mil
musulmanes contra Rushdie, confirmaron que la muerte se acostumbraba a la novela.
Dos líderes musulmanes moderados que intentaron matizar el contenido de la
obra, también fueron asesinados.
El escritor se acostumbró a la
clandestinidad y a vivir poco tiempo en cada lado. Equivocó el diagnóstico al
creer que él era el centro de interés, cuando lo era la libertad de expresión y
la sociedad racista que persiste veinticinco años después. Nunca se sabrá que
hubiera sucedido de publicarse la obra unos meses después. Jomeini falleció en
junio, y más de uno creyó precisar que el escritor indio fue la excusa para
mantener encendido el fuego de la revolución. "La flecha ha sido
lanzada", declaró Jomeini unos días después, desde Belgrado. Ante la
pregunta que nadie ha contestado aún (quién ha leído en todo este tiempo la
novela), el Ayatolá precisó "no era necesario leerlo, todo el mundo lo
había leído".
El resto de su creación literaria ha
quedado eclipsada por aquel suceso extra literario. Rushdie se disculpó pero en
realidad no pidió disculpas, y su clandestinidad perduró más de una década. "Los
versos satánicos" han marcado su carrera, oscureciendo su grandeza
literaria; casi nadie recuerda lo excelente de su novela anterior, "Los
hijos de la medianoche". La mayoría de sus trabajos han volado a diferente
altura, distrayéndonos de que en realidad, se trata de uno los grandes
escritores vivos de estos tiempos . En estos días retoma la actividad con un
título original que refleja su punto de vista sobre "Las mil y una
noches", loando la figura literaria de Sherezade. "Dos años, ocho
meses y veintiocho noches", el nuevo título son exactamente mil y uno
noches. Retoma la fantasía delirante enlazada con la locura de la naturaleza
humana. El autor sigue hablando a través de sus libros, nos recuerda las
turbulencias que no cesan en la historia, nos apremia con los dilemas éticos
que la condición humana eterniza para hacer perdurables nuestras
incongruencias. Y no olvidarnos que la literatura es la rebelión contra los poderes, y Rushdie siempre utilizó la ironía y el humor como recurso para confrontar las trampas y falsedades.
El destino en ese febrero le marcó
la vida, muchos lo relacionan con un mártir, o un personaje icónico o como un
excéntrico escritor que recibió una acción publicitaria única. Lo determinante
de este acontecimiento es la intransigencia religiosa desplegada por una obra
literaria. El fanatismo persiste un cuarto de siglo después, este año 2015
comenzó y terminó en París vinculado a atentados: en enero al periódico Charlie
Hebdo, por viñetas contra el islam y hace un par de semanas un nuevo atentado
del estado islámico, a pesar del incremento de medidas de seguridad, entre
otras cosas por una nueva conferencia sobre cambio climático.
Aquel 1989 fue un año de constantes
novedades. Además de las reseñadas, el 20 de enero, George Bush, padre, jura su
cargo como 41º presidente americano, y el 17 de diciembre asistimos al primer
episodio de Los Simpson. Un mes después del mensaje de Jomeini, en Estados
Unidos comienza a implementarse el Word Wire Web, invento del británico Tim
Berners-Lee, que instaló internet. Todavía
no sabemos si estamos ganando o no la lucha por la libertad de expresión y los
derechos humanos, lo que si podemos comprobar es el triunfo rotundo de la
tecnología que nos muestra lejano aquellos años convulsos. Hoy las noticias nos
llegan por wassap o Twitter, pero la inmediatez no ha logrado reemplazar al
mismo desconcierto.
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