“Cada día que pasa, toma fuerza la
nostalgia de un pasado glorioso que nunca existió realmente, pero que junto con
el miedo al futuro, resulta una atractiva forma de fe”.
Hannah Arendt.
Es un sentimiento que marida entre la
alegría y la tristeza. Se asemeja a una plaga que arrasa en este siglo y que
estuvo viva su cepa desde el origen de la humanidad. En parte es esencial para
un excelso desarrollo de las artes como la pintura, música, poesía o cine.
Somos hijos de la nostalgia porque, casualmente, es un sentimiento que nos
vincula con la niñez, con la adolescencia, con esos estados que han ido pasando
y extrañamos. Víctor Hugo definía que la melancolía era la felicidad de estar
tristes. Somos gente melancólica y para parte de la sociedad somos enfermos de
depresión, de frustración, del desencanto.