"La razón se cuestiona a sí
misma y a sus propias reglas".
Umberto Eco
La red nos hace inmortales. Las
bases de datos que estamos generando también. Al menos hasta que las actualicen
y nos den de baja. El mal uso de los datos nos pueden convertir en frágiles y
hasta mortales. Conocer la historia de nuestra humanidad nos avala a confirmar,
que los datos recogidos ayer pueden tener consecuencias importantes mañana. Y
el mañana siempre puede ser a partir de hoy. Estamos en camino de aquella
sociedad Orwelleana que tanto nos apasionó leer y discutir.
Los amantes de las estadísticas en
los primeros años del 1900 nunca pensaron que podían perjudicar a la gente. En
países como Holanda, por ejemplo, recogieron con buenas intenciones, un sinfín
de datos con la idea original de favorecer el funcionamiento de la sociedad. Parte
de los datos recogidos era sobre la religión de la gente, con la idea de saber
por cada comunidad, cuánto dinero se destinaría a las distintas iglesias,
templos o sinagogas. Una información sin importancia, como si eras católico,
protestante o judío se almacenaba junto a otros datos de los habitantes de los
países bajos. Se había hasta contemplado tener la mejor base de datos para que
a la hora de sus muertes, tener hasta meditado el lugar donde sepultarlos
eficientemente. ¿Qué pasó? ¿Qué sucedió en ese futuro? Que los nazis al invadir
Holanda, tenía casi a mano y prolijamente ordenado lo que buscaban; sólo el
diez por ciento de los judíos del país sobrevivió a la invasión alemana y a las
consecuencias de una guerra.
Si has estado en paro alguna vez, y
más en la época denominada "crisis", puedes haber comprobado como tu
correo no deseado se incrementaba con correos donde te ofrecían trabajar desde
casa, o plantearte un trabajo en países como Reino Unido o Portugal. Te puedes
acordar porque en la mayoría de los mensajes se notaba la burda intervención
del corrector de texto para comunicarse contigo en castellano. En muchos de
esos casos te pedían que si estabas interesado, enviaras una contestación a esa
dirección. Las noticias alertaron sobre estafas que se sucedieron en la
desesperación de conseguir un trabajo. Un dato doloroso para tu intimidad como
estar en paro, para los compradores de bases de datos es posibilidad de lucro.
Seguramente las entidades que manejan el paro, formación o trabajo del país lo
han de negar, pero ¿te ha sucedido estando en actividad?
Umberto Eco analiza en "El
vértigo de las listas" la tendencia de las sociedades primitivas de
enumerar los objetos, ordenándolos de algún modo, determinando o no jerarquías
alguna. Es decir que las listas siempre han ofrecido a los hombres una extraordinaria
fascinación que les ha llevado a ordenar, clasificar y catalogar todo lo que
sucede al alcance de sus manos. Desde el famoso papelito donde apuntamos la
compra del mes, las actividades individuales o grupales del grupo familiar, los
libros que hemos de leer en esa temporada, los regalos de amigos a los que
tendremos que homenajear en el año, o aquel tarjetero donde seguimos
incorporando datos de hoteles, restaurantes o tiendas a donde quisiéramos
regresar, todo vinculado a un ordenamiento de nuestros hábitos o placeres.
Cuando sentimos a salvo nuestra
privacidad, utilizamos la tecnología para preguntar cosas que no preguntaríamos
a nuestros conocidos o mayores. ¿Qué cosas buscaste en google en los últimos
meses? A que no lo puedes recordar. Ser eficiente a la hora de activar un motor
de búsqueda es fundamental para encontrar en la web la información que
necesitas. Me suelo vanagloriar de lo bueno que soy a la hora de buscar
contenidos, incluso para este blog. Le confiamos al ordenador cosas que quizás
no confiemos a nuestras parejas o padres. Pero el ordenador canta, y vaya lo
bien que puede entonar.
En 2006, AOL liberó un archivo de
búsquedas hechas por seiscientos cincuenta mil de sus usuarios, durante los
tres meses anteriores. Cada usuario fue identificado con un numero codificado.
Un periodista del New York Times consideró que datos codificados, razonados
podrían a la larga revelar la identidad de los usuarios a través de sus hábitos
de búsqueda. El centrarse en un numero codificado se convirtió en poco tiempo,
en algo bien íntimo. Tenía búsquedas relacionadas con enfermedades, sobre los
efectos de la nicotina, sobre la depresión o paranoia. El listado arrojaba la
escalofriante escalada de las búsquedas reiterativas, con sus días y horarios
de conexión. El periodista tuvo la corazonada que se trataba de una persona
mayor, sola y con problemas serios de salud. Junto con las averiguaciones, se
correspondían otras con la referencia de un apellido. De acuerdo a la zona
geográfica, buscó una guía telefónica y halló once personas con ese apellido.
Coincidía la zona de su domicilio con alguna búsqueda relativa a su
ayuntamiento, y determinó que con facilidad había encontrado a la persona. Telma,
mujer de sesenta años recibió bajo enojo al reportero, no tenía idea de que se
podía mirar por sobre su hombro, cuando ella navegaba.
Mejorar la experiencia de los
usuarios será una de las leyendas que más nos acompaña en nuestra navegación
por la red y que menos nos detenemos a analizar. La página en sí que nos está
ofreciendo la leyenda -y podría ser este blog- no nos altera porque parece un
contenido intrascendente. Pero, ¿quién
ha de ser el dueño de ese contenido en el futuro?. Y habrá un precio a pagar
por habernos relajado en la web a través de una supuesta navegación gratuita. Y
como le explicamos a los jóvenes, que desde que nacieron vieron como la
publicidad está presente en toda actividad tecnológica que realicen y que deben
tomar recaudos. Alguna vez refrescaré mi admiración por George Orwell. Debo
aclarar que tantas veces, de buenas intenciones se nutren los perversos, y eso
la vida tiene un sinfín de ejemplos para contrastar.
Navegó constantemente en búsqueda de
nuevas lecturas. Un libro me lleva a otro, y un autor a otro. Un país me
devuelve un nuevo autor para descubrir y así hasta que debo comprar una nueva
agenda para seguir en la búsqueda de la lectura infinita. Pero miro las listas
con lupa. Tengo algunas páginas a las que medianamente confío. Pero los nombres
de las listas antes de aceptarlos, lo busco por "privado" en la red.
Alguna que otra vez me he topado con un libro que, a mi criterio, no debía ni
remotamente, haber estado en proceso de recomendación.
En las listas de libros más vendidos
encuentro dos contratiempos. Uno, que lo que la gente compre no significa que
sea bueno, solo que será lo más vendido. Y lo segundo, es tratar de adivinar
cuál de esos autores de manera directa o indirecta, tendrá una vinculación con
el grupo empresarial que brinda la lista. Quién será redactor, columnista, o
que empresa del grupo tendrá vinculación con agentes o editoriales. No descreo
de los valores de las listas, descreo de la utilidad que le dan a muchas de
ellas. Para la tranquilidad de los que me estén siguiendo en esta línea, la
mayoría de los autores que escojo, suelen estar bien escogidos. Sólo hay que
leer las listas, pero es fundamental investigarlas o asimilarlas. El problema
es que solemos tomar el trabajo de otro ya digerido, para no tener que hacer un
esfuerzo que es necesario, ya no sea por los engaños que abundan, sino porque es
importante desarrollar nuestro propio motor de búsqueda que nos recuerde que
somos, simplemente sobrevivientes y no adoradores de google u otros buscadores.
Este momento de la historia nos hace
confundir entre la frase "el mundo real y el mundo virtual". ¿Estamos
todavía ante dos mundos, o este mundo tecnológico que comenzó por libre ya se
ha adaptado a los vicios terrenales del mundo real? Con tranquilidad y recaudo
disfruto de la era tecnológica y digital. Con la experiencia de haber vivido
hace escasos quince años el otrora mundo real, trato de mantener los dos pies
sobre seguro en estas tierras. Con dolor reconozco nuestra imbecilidad al
seguir tratando de separar conceptos como revolución o contrarrevolución,
capitalismo o socialismo, derechas o izquierdas, intimidad o privacidad, protección, sobreprotección o desamparo. A la larga,
todos aceptamos que vivimos en un interminable monopolio...
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