“Puede que la vida fuese difícil durante un
tiempo, pero aguantaría el tipo, porque vivir en un país extranjero es una de
esas cosas que todo el mundo debería probar al menos una vez. Yo pensaba que
eso te completaba, puliendo los ásperos bordes provincianos y convirtiéndote en
un ciudadano del mundo”.
David Sedaris – Escritor, humorista y comunicador estadounidense.
Su sola referencia le concede a veces carácter
enigmático; todos guardamos memoria de ese personaje atípico en nuestro barrio,
que, de diferente, recibía siempre la calificación de extranjero. No siempre
son extravagantes, no tienen por qué responder a un estereotipo de aspecto excéntrico,
aunque nos acerquemos a él porque nos pica la curiosidad de quizás, conocer
otras maneras de vivir, de pensar, de sentir, de ser, en definitiva de confirmar el tópico o estereotipo del viajero o ciudadano forastero. Lo extraño de ser extranjero
quizás radique, para algunos, en una metáfora de la experiencia antropológica
en donde el hombre se ve arrojado en un mundo que no ha construido.