José Saramago
Tantas veces a uno le suceden cosas
en la vida que considera que son exclusivas y en realidad resulta que
representan un patrón, un hilo en común con tantos otros especímenes de esta
sociedad. A mí me disgusta hablar por teléfono; en cambio veo que hay mucha gente
amiga o conocida que prefiere largas conversaciones por esta vía. De un tiempo
a esta parte suelo sentir invasiva la irrupción de un llamado telefónico en mi
móvil. No lo entiendo, ya que tener una línea de teléfono equivale a una firme
intención de comunicarte. ¿Será que utilizo el teléfono de reloj, de
despertador, de almacén de fotos, de aplicación para resultados de fútbol, de
receptor de wassaps y mails o de plataforma para entablar un skype, qué me
olvidé de lo fundamental: El teléfono era el medio ideal para comunicarse en
tiempo real con otra persona a pesar de las distancias?