“El límite de
tu mundo es el límite de tu lenguaje”
Ludwig
Wittgenstein
Da la sensación
de que el ser humano vive atrapado en un límite que intenta todo el tiempo
doblegar para avanzar. A través de la filosofía intentamos abordar la realidad
desde la razón. Encerrados en un corralito virtual que dice que es el mundo
concreto, la sensación de inseguridad que presume que más nos movemos en lo
intangible, hace añicos tantas palabras empleadas para no poder explicar que lo
misterioso predomina. Decimos cosas, argumentamos, desarrollamos teorías,
justificamos el paso de civilizaciones, y todo lo hacemos apoyados en el
ambiguo corredor que va de un lado al otro del límite, donde lo racional,
irascible o concupiscible nos invita constantemente a reformular la tontería que
hayamos desarrollado con nombre de teoría para vivir con lo uno y lo otro que
somos. Y seguir teorizando.