“La buena educación consiste en
esconder lo bueno que pensamos de nosotros y lo malo que pensamos de los demás”.
Mark Twain
Suelo sentir vergüenza ajena cuando una
persona ordinaria cree ser distinguida. Me pregunto porque la vergüenza es sólo
mía, si el soez es el otro y no da muestras siquiera de ocultar esas formas.
Peor que una mala conducta suele ser el siquiera reconocerla. Nos basamos en
principios de buena educación como garante de convivencia social, que
desestabiliza al comprobar que gran parte de nuestros pares no cumplen con los
mandatos recibidos. El saber estar se
nutre de aquellos pequeños detalles que nos han de permitir conducirnos
adecuadamente -o intentarlo- en las diversas situaciones que afrontamos para
convivir de forma respetuosa y armónica con gran parte de nuestra sociedad. Como
muchas de las lecciones recibidas, tantas veces siento el engaño ante la
unilateralidad de hacer las cosas que se pregonan y nunca se cumplen.