“La posibilidad de vivir empieza en la mirada del otro”
Michel Houllebecq.
Los asuntos públicos y los problemas del prójimo parecen que interesan cada vez menos. La solidaridad boquea buscando aire. Un individualismo reinante obliga a pensar en solitario, en los propios intereses generando un vacío cívico. En cuanto surge una tensión, algunos pueblos deciden si salir o no a las calles. El futuro entraña mas riesgos que certezas. Las sociedades modernas parecen mas conflictivas, donde se debe convivir con el paso de una sociedad comunitaria a una individualista. Esta brecha nos hace ver que no somos todos libres ni iguales, pero eso ya lo sabíamos o debíamos saber. El secreto de una convivencia y de una esperanza es vivir imaginando que conformamos una sociedad de individuos libres e iguales. A doscientos treinta y cuatro años de la Revolución francesa que marcó un camino, la pregunta es si podemos renovar el idílico concepto de que Francia más que un país, sigue siendo una idea o un concepto del ideal.