“La esperanza es el velo de la naturaleza para ocultar la desnudez de la verdad”.
Alfred Nobel
Es tiempo de quinielas, predicciones y pálpitos. La danza de nombres poco se renueva, lo que sorprende siempre es el ganador, inesperado, aunque con el correr de los minutos y las horas, los “medios y especialistas” comienzan a re considerar la lógica del dictamen. Es llamativo no predecir al ganador para considerarlo un premio merecido una vez declarado. Para muchos el Nobel de Literatura ya no es un premio con compromiso literario, sino una declaración de lo políticamente correcto. Matices geográficos, políticos o sexistas parecen predominar más que la capacidad literaria del ganador. Muchos de los halagados gozan hasta ese momento de una obra en general desapercibida.