"No hay nada más triste en este mundo que despertarse la mañana de Navidad y no ser un niño".
Erma Bombeck
Si se agotara la tradición, tal vez termine con la ilusión de hacer regalos. No es una generalidad, pero suele ocurrir con el paso del tiempo. Lo que no cede, es el gigante del marketing y su comercio. Cada año se anuncia un poco antes, de manera pegajosa, comercial y omnipresente. Me tocó vivirlas con calor desmedido y hace dos décadas, que alternan en hogares variados con frío en el termómetro y tal vez en las emociones. En algunas culturas es una noche más. En otras, es sinónimo de felicidad y apego. Entre las dos semanas que median entre las navidades y el día de Reyes se vive una expansiva onda que, para muchos, es precedida del silencio de la normalidad. Y quiero escribir sobre ello.